sábado, 26 de febrero de 2011

Los miedos y sensaciones que aún perduran en quienes vivieron el terremoto



*Desde vivir en altura hasta desconfiar de la conducta de otros pares afectan a un grupo de personas que vivieron el terremoto y maremoto de 2010.Por amaule.cl

A un año del terremoto 8.8, los recuerdos y efectos de este sismo no han desaparecido de la población, especialmente en las zonas más golpeadas como Bío Bío y El Maule. Deben convivir con máquinas en las calles, edificios colapsados, falta de servicios y el fantasma de una catástrofe que se niega a esfumar y que, por el contrario, se hace presente con réplicas.

Más allá de los hechos, el 27F produjo modificaciones en la conducta personal y colectiva de millones de chilenos, que en vísperas de la primera conmemoración, salen a flote.

Macarena Norambuena, psicóloga de la Universidad Andrés Bello, explica que los cambios tras el sismo dependen mucho de cómo se vivó la experiencia, si hubo pérdidas, por ejemplo. Sin embargo, a nivel general, todos volvimos a conectarnos con el hecho de vivir en país sísmico y, por ende, la vulnerabilidad se hizo más presente este año. “Entendimos que no tiene que ver con religiones, pensamientos políticos, clase social; sino que los fenómenos de la naturaleza nos afectan a todos por igual, en mayor o menor medida”.

Según la experta, todo depende si el evento fue muy traumático, unido a la personalidad del afectado. Nunca es sólo el sismo el que ocasiona un trauma, sino cómo esa personalidad vivenció aquello. Puede ser que alguien nunca más quiera vivir en edificios por que pasó el terremoto en altura, y que gente que perdió familiares y casa en el maremoto vuelva a vivir frente al mar.

El fantasma del miedo

Los principales miedos que se ven expuestas las personas tienen que ver con sentirse frágiles, vulnerables, incluso temor a los propios humanos (al recordar los saqueos, como el caso de Concepción) y a perder el control sobre las cosas.

La psicóloga precisa que no se puede hablar de “normalidad” o no, en el tiempo que se mantienen estos miedos. Si alguien aún lo pasa mal y su cotidianeidad se ve interrumpida debería consultar por ayuda, para sobrellevar mejor futuros episodios que puedan ocurrir y así poder vivir más tranquilo.

Respecto a un eventual nuevo suceso sísmico que repita la conducta del saqueo, asegura que no se puede predecir, pues todo dependerá de si es de noche o de día, cuál es la magnitud del evento, qué cosas digan los medios para calmar a la gente, etc.
 
“Mientras la gente se sienta más vulnerable tratará mediante todos los medios de suplir las necesidades básicas y en estos casos se pierde el juicio personal y se comienza a actuar en masas”.


Si cada persona está más preparada para afrontar nuevamente un episodio como el de 27 de febrero pasado, se podría pensar que la vulnerabilidad no debería ser tan alta, por ende, la desesperación menor

El terremoto que dio origen a la procesión del Cristo de Mayo




*Te presentamos a continuación la versión de Diego Barros Arana en torno a los hechos acaecidos en 1647, cuyo resultado final, además de la destrucción de Santiago, fue la procesión del Cristo de Mayo.

Crónica


     En medio de las graves preocupaciones creadas por estos acontecimientos, un espantoso cataclismo vino a sumir a todo el reino en la mayor consternación. En el siglo completo que iba corrido, desde que los españoles estaban asentados en este país, se habían hecho sentir frecuentes temblores de tierra más o menos intensos, algunos de los cuales habían causado grandes estragos en Concepción (1570) y en Valdivia (1575); pero la ciudad de Santiago no había experimentado daños de esa naturaleza, y sus vecinos debían creerse, en parte, a lo menos, libres de ellos. Sin embargo, al amanecer del domingo 6 de septiembre de 1643, la ciudad experimentó una violenta sacudida de tierra, que sembró el terror entre sus pobladores y que pudo considerarse precursora de la catástrofe de 1647 de que vamos a hablar.
 
     El lunes 13 de mayo de este último año, a las diez y media de la noche, sin que precediese ruido alguno, un repentino remezón, que se prolongó durante algunos minutos, sacudió la tierra con una violencia extraordinaria, conmovió todos los edificios, y en pocos instantes derribaba con un estruendo aterrador los templos y las casas, formando por todas partes montones de ruinas.
 
 
     El derrumbe de las torres, la caída repentina de las paredes, el crujir de las enmaderaciones que se abrían, el estrépito causado por los grandes peñascos que, desprendiéndose del cerro de Santa Lucía, se precipitaban con una fuerza irresistible por las calles vecinas, acallaban las voces de los hombres y hacían más pavoroso aquel cuadro de horror y de desolación. Sólo las personas que pudieron salir de sus habitaciones en los primeros momentos, habían hallado su salvación en las calles o en los huertos de las casas; pero entre las ruinas quedaban sepultados millares de individuos, muertos unos, heridos y estropeados los otros, lanzando estos últimos gritos desgarradores para pedir socorro o para implorar del cielo el perdón de sus culpas.
 
 
     Calmado el primer momento de terror, y en medio de la angustia producida por tan espantosa catástrofe, cada cual pensó en sacar de los hacinamientos de escombros y de maderos a las personas que les eran queridas, y cuyas voces creían percibir en los lamentos desesperados que se oían por todas partes. Pero esta obra ofrecía las mayores dificultades. La tierra continuaba estremeciéndose de tiempo en tiempo; y estas sacudidas, aunque más cortas que la primera conmoción, eran no menos violentas y producían el derrumbe de las paredes desplomadas que habían quedado en pie. La oscuridad, por otra parte, era absoluta. La Luna, que apenas había pasado de su primera cuadratura, habría alumbrado esa noche hasta cerca de la una; pero su luz, amortiguada por espesos nubarrones que entoldaban la atmósfera, se hacía más imperceptible todavía por las nubes de polvo que se desprendían de los escombros. Sin embargo, trabajando con un afán heroico, a la luz de linternas y de antorchas, fue posible salvar de una muerte inevitable a algunos centenares de individuos que permanecían sepultados vivos entre los montones de ruinas. De este número fue el obispo de Santiago don fray Gaspar de Villarroel, que salvado por su servidumbre, con tres pequeñas heridas en la cabeza, pasó a desempeñar un papel muy importante en aquellos días de aflicción y de prueba para los desgraciados habitantes de la arruinada ciudad.
 
     La angustia de las gentes, causada por la destrucción de sus casas y por la muerte de tantas personas queridas, se aumentaba con la repetición de los temblores que hacían presumir una catástrofe todavía mayor que costaría la vida a todos los habitantes. La plaza se había llenado de gente que en medio de la crisis del terror y de la devoción, llamaba a gritos a los sacerdotes para confesar sus culpas y prepararse a morir. El Obispo colocó en la plaza cuarenta o cincuenta confesores entre clérigos y frailes, repartió otros en las calles para socorrer a los enfermos y heridos, y se contrajo él mismo al ejercicio de los más fervientes actos religiosos esperando calmar con ellos la fuerza de los temblores que seguían repitiéndose. Ayudado por los oidores de la Real Audiencia, levantó un altar en la plaza, hizo llevar allí en una caja de plata las hostias consagradas que pudieron extraerse del destruido templo de la Merced, y con la vista de ellas trató de confortar a los atribulados habitantes de la ciudad. Los frailes de los conventos, por su parte, apelaron a otros devotos ejercicios para aplacar las iras del cielo. Los de San Francisco, cuya iglesia fue el edificio mejor salvado de la capital, si bien perdió su torre derrumbada por el primer temblor, sacaron en procesión la imagen de la Virgen del Socorro, que desde el tiempo de Pedro de Valdivia era reconocida como patrona de la ciudad, y se dirigieron a la plaza. «Vinieron azotándose dos religiosos, dice el obispo Villarroel, y de ellos un lego haciendo actos de contricción con tanto espíritu y tan bien formado, que yo, como aprendiz en las escuelas de la devoción iba repitiendo lo que decía él». Los padres de San Agustín hallaron entre las ruinas de su iglesia un crucifijo de pobre escultura que había quedado intacto, si bien la corona de espinas que tenía en la cabeza había caído a la garganta. Creyendo reconocer en estos accidentes un milagro incuestionable, ese crucifijo fue también sacado en procesión y llevado a la plaza, «viniendo descalzos el Obispo y los religiosos, con grandes clamores, con muchas lágrimas y universales gemidos». 
 
 
     Estos actos de indiscreta devoción, con que se pretendía demostrar que aquel cataclismo era un justo castigo del cielo por los pecados de los habitantes de Santiago, no hacían más que aumentar la consternación y el terror. El pueblo aguardaba por momentos un nuevo y más terrible cataclismo que consumara el castigo inevitable de que se le hablaba, y permanecía entregado a todos los extremos de la más angustiosa desesperación. Otro orden de temores vino a aumentar la alarma y la confusión general. Esparciose el rumor de que los indios y los esclavos, aprovechándose de la situación creada por la catástrofe, «intentaban borrar el nombre español de Chile». «Ante este peligro, añade una relación contemporánea, el oidor don Antonio Hernández de Heredia recogió los soldados que pudo, y desenterrando las armas, puso cuerpo de guardia a las cajas reales, y mandó tapar las bocas de las acequias para que no se anegase la ciudad, cegadas como estaban por los promontorios de tierra. Al fin, amaneció a todos el día martes, y como si saliesen de la otra vida, se miraban unos a otros, sin tener qué comer, enterradas las comidas, los molinos por el suelo, y, sin poderse servir de las acequias, ciegas con tantas ruinas».
 
     El 14 de mayo fue un día del más incesante trabajo para los que habían salvado del terremoto. Mientras los sacerdotes decían una tras otras numerosas misas en el altar de la plaza, se contrajeron los demás habitantes sin distinción de rangos ni de sexos, a extraer de los escombros los numerosos cadáveres que yacían enterrados. Proponíanse con ello evitar las emanaciones pestilenciales que podían resultar de la descomposición de los muertos, y otros esperaban todavía hallar vivas a las personas queridas que no habían aparecido después de la catástrofe. Muchos de esos cadáveres estaban tan horriblemente estropeados que era imposible reconocerlos. Era preciso «detener, escribían los oidores, a los que furiosamente se arrojaban sobre los cadáveres inertes queriéndolos resucitar con bramidos como los leones sus cachorros; los huérfanos que simplemente preguntaban llorosos por sus padres, y los que peleando con los promontorios altos de tierra que cubrían sus hermanos, sus hijos, sus amigos, se les antojaba que los oían suspirar, presumían llegara tiempo de que no se les hubiese apartado el alma, y los hallaban hechos monstruos, destrozados, sin orden en sus miembros, palpitando las entrañas y las cabezas divididas. Entraban a carretadas, mal amortajados y terriblemente monstruosos los difuntos a buscar sepultura eclesiástica en los cementerios de los templos; y verlos arrojar a las sepulturas sin ceremonias, con un responso rezado, hacía otra circunstancia gravísima de pena».
 
 
     La cárcel y el hospital habían caído al suelo; pero en ninguno de esos edificios había muerto uno solo de los detenidos, «siendo la miseria de estar presos y enfermos, dicen los oidores, privilegio que los salvó de la muerte que padecieran en sus casas propias». Unos y otros reclamaban los cuidados de la autoridad. «Fue tan grande la tribulación o pasmo que impuso en todos el accidente repentino, que quedando la cárcel sin guarda, rotas las paredes, los presos se contuvieron entre sus límites sin faltar uno por más de veinte horas, sin cuidar su libertad, hasta que por no tener donde guardarlos y temer que entre las mismas ruinas cayéndose muriesen, hicimos (los oidores) visita general en la plaza y debajo de las fianzas que hallamos les dimos carcelería, y a los destinados a pena capital pusimos presos, aprisionados en el cuerpo de guardia en cepos y cadenas». Se ocuparon, además, los oidores en guardar el sello y el archivo de la Audiencia y en tomar las medidas del caso para asegurar el orden. En esos días de general consternación, se creyó necesario ahorcar a un negro esclavo a quien se acusaba de actos de violencia y de desacato contra sus amos. 
 
 
     Los regidores, por su parte, desplegaron igual actividad, trabajando hasta con sus propias manos. Mientras en una parte destruían las paredes ruinosas para evitar nuevas desgracias, en otra se limpiaban las acequias y canales, para surtir de agua a la ciudad. «Fuéronse desenterrándose los bustos de los santos de la devoción del pueblo, e hízose no pequeño reparo en que Santiago, patrón de esta ciudad, perdió la mano derecha, y san José salió sin ella, san Antonio, por voto protector de la peste, hendido y destrozado el pecho y cuerpo y san Francisco Javier». Pero todos estos accidentes y muchos otros que sería largo referir, eran explicados por la superstición popular como milagros indisputables. El terror y la turbación reducían a los desgraciados habitantes de Santiago acreerse en un mundo de maravillas y de prodigios sobrenaturales.
 
 
     Pero estos mismos prodigios y los pronósticos que se atribuían a algunos religiosos no hacían más que aumentar la alarma y el sobresalto. Al caer la noche del 14 de mayo se esparció en la ciudad el rumor de que un religioso de gran virtud había predicho que la tierra iba a abrirse y a tragarse toda la gente. La repetición de los temblores daba fuerza a aquel terrible vaticinio. La noche fue por esto mismo de angustiosa alarma. Muchas personas, extenuadas, además, por las fatigas del día, caían desmayadas sin conocimiento. Los hombres y las mujeres lloraban en medio de la más horrible desesperación. El Obispo acudió a la plaza, y desde el altar que allí se había levantado, pronunció en medio de un silencio sepulcral un largo sermón para confortar al pueblo. Decía en él que el arrepentimiento general debía haber calmado la ira de Dios, y que seguramente no sobrevendría un nuevo cataclismo. A pesar de esto, la noche se pasó en confesiones y en otros actos de devoción, como si todos esperasen la muerte por instantes.
 
 
     Los temblores siguieron repitiéndose los días subsiguientes, pero con menos intensidad, y con intervalos cada vez más largos. Entonces comenzó a conocerse la extensión del terremoto del 13 de mayo. Aunque seguramente el centro de la conmoción había sido el valle en que se levantaba la ciudad de Santiago, el sacudimiento había sido sentido en todo el territorio de Chile desde Valdivia, y fuera de él, en la provincia de Cuyo donde se habían oído espantosos ruidos subterráneos del lado de la cordillera, y en el Perú hasta la ciudad del Cuzco. Pero el territorio comprendido entre los ríos de Choapa por el norte, y de Maule por el sur, era el que había sufrido más desastrosos estragos, a punto de no quedar edificio entero. En muchas partes la tierra se había rasgado formando grandes grietas, algunas de las cuales arrojaban aguas turbias como barro diluido, impregnadas de gases mefíticos que despedían un olor insoportable. De algunos montes se «desprendieron peñascos de tal tamaño que sin encarecimiento pueden servir de cerros no pequeños donde pararon», escribía la Real Audiencia. En otras partes, se secaron los manantiales que siempre habían dado agua abundante. Computábase en más de mil el número de los muertos en todo el reino, y entre ellos algunas personas de calidad, y un número considerable de niños que dormían tranquilos a la hora del primer sacudimiento. En toda la costa, hasta el puerto del Callao, el mar, sin ningún viento, se agitó furiosamente formándose olas colosales que azotaban la tierra, como se ha observado en otros cataclismos semejantes. Seis días antes del terremoto un buque, despachado de los puertos chilenos con una valiosa carga de productos del país, fue arrojado contra unas rocas por un movimiento imprevisto de las olas en las inmediaciones del puerto de Arica, ocasionando la muerte de catorce personas que lo tripulaban y la pérdida de valores que se estimaban en más de doscientos mil pesos. Puede haber exageración en este cálculo; pero de todas maneras, esta pérdida venía a agravar las que habían sufrido los habitantes de Chile en el terremoto, y que la Real Audiencia apreciaba en dos millones de pesos.
 
Daños causados por el terremoto: primeros trabajos
para la reconstrucción de la ciudad.
 
     El gobernador don Martín de Mujica recibió en Concepción la primera noticia de la ruina de Santiago el 26 de mayo por una relación de la Real Audiencia. Inmediatamente escribió al Cabildo de la capital una carta de condolencia, característica de los sentimientos del Gobernador y de las ideas dominantes de la época. «No he podido echar de mí, decía, el horror en que me ha puesto ese estupendo y pocas veces visto castigo de la poderosa mano de Dios a que tanto ayudó la gravedad de mis culpas». Recordando que la escasez de su fortuna particular no le permitía hacer todo lo que deseaba para remediar las innumerables necesidades de la ciudad arruinada, anunciaba el envío de dos mil pesos de su peculio particular «para que en primer lugar, añadía, se mire por el sustento y habilitación de las monjas, como esposas de Dios, los pobres enfermos del hospital y demás partes que por sí no puedan ayudarse». Mujica hizo más que eso todavía: asumiendo personalmente una responsabilidad que podía serie muy gravosa bajo el régimen del fiscalismo español, puso mano en la caja del tesoro real para socorrer a los desgraciados habitantes de Santiago. «Considerando, escribía al Rey para justificar su conducta, las incomodidades de los religiosos, pobreza y falta de habitación de las monjas, necesidades y suma miseria de los pobres enfermos del hospital, mendicantes y otros muchos, sin más recursos, después de la misericordia de Dios, que la piedad y amparo de Vuestra Majestad en desdicha tan común y tan digna de pronto remedio, hice acuerdo de la hacienda con los oficiales reales de esta ciudad en que resolvimos el sacar seis mil pesos de oro que se hallaron en esta caja real para reparar las necesidades más precisas, cuyo socorro era tan inexcusable que de no prevenirlo con anticipación a la entrada del invierno que amenaza riguroso, resultarían infaliblemente de hambre muchísimos muertos y los demás inconvenientes que se dejan considerar. Y así se ha de servir la cristianísima piedad de Vuestra Majestad de tener a bien esta resolución, pues la obligaron forzosamente causas y atenciones justas como constará a Vuestra Majestad del testimonio incluso».
 
 
     La noticia de aquella catástrofe llegó al Callao el 7 de julio en momentos en que el Virrey, marqués de Mancera, tenía preparadas grandes fiestas para celebrar la terminación de las murallas y fortificaciones de ese puerto. En el acto mandó suspender todos aquellos preparativos; y tan luego como hubo despachado la correspondencia en que daba cuenta al Rey de aquellos desastrosos sucesos, volvió a Lima para preparar el socorro de los desgraciados habitantes de Chile. Habiendo juntado a los oidores de la Audiencia y a los altos funcionarios de hacienda, «y consultádoles lo que convendría hacer en la materia para algún remedio y consuelo de la aflicción en que se hallaban los vecinos y habitadores de la dicha ciudad, por entonces se resolvió que antes de todas cosas se hiciesen procesiones y rogativas públicas, y se encargase lo mismo a los conventos y religiones para aplacar la ira de Dios, Nuestro Señor». Acordose enseguida que se pidieran erogaciones al vecindario, encabezando los donativos el Virrey y los funcionarios que lo acompañaban en aquella junta. Según el documento que consigna estas noticias, en noviembre de aquel año se habían reunido 12267 pesos para socorrer a Chile; y el arzobispo de Lima, con el Cabildo eclesiástico y el clero habían colectado otros seis mil pesos que se disponían a enviar en ropa y otros objetos para socorrer a las monjas de Santiago.
 
 
     Pero estos auxilios, aparte de ser exiguos para remediar tantas necesidades, tardaban mucho en llegar. Desde el día siguiente del terremoto, los vecinos de Santiago habían comenzado a construir ramadas provisorias, aprovechando para ellas los maderos que extraían de los montones de ruinas de sus casas, con el objetivo de albergarse contra el rigor de la estación que entraba. «Todos viven, dice una relación escrita en esos días, en las huertas y solares, libres de paredes, a la protección de pabellones, alfombras, esteras, o como se han podido reparar, y el que mejoren bohíos de paja, que acá llaman ranchos». En esos primeros días se trató de trasladar la ciudad a otra parte. Los oidores de la Real Audiencia han dado cuenta de este proyecto en el siguiente pasaje de su relación citada: «Quiso la ciudad en cabildo abierto, movidos del horror de ver que sus mismas casas habían conspirado contra la vida de sus dueños, y eran ya sepulcros de ellos, y desmayada de poder remover tanto desmonte como ocupaban los sitios que fueron antes edificios de su vivienda, mudarse y salir como huyendo de su propia hacienda a buscar otro lugar donde poblarse, en que comenzaron a discurrir utilidades para su mudanza. Concurrimos (los oidores) en la plaza con el Obispo, todos los ministros reales, prelados de religiones, cabildo eclesiástico y secular, donde se confirió largamente el sí y el no, y se resolvió no convenir por entonces sino repararse contra el viento cada uno como mejor pudiese, y cuidar de reservar del hurto las alhajas, vestidos y los materiales desunidos, y buscar alivios de conservarse y no perderse, y amparar las monjas, las religiones, los pobres, los huérfanos, los desvalidos, y componer la república de modo que no se acabase totalmente». Esta resolución que se creería inspirada por el apego de los pobladores al suelo en que habían nacido y vivido, obedecía, sin embargo, a sentimientos de otro orden. Casi todos los solares de la ciudad estaban gravados con fuertes censos a favor de los conventos y de otras instituciones religiosas que procuraban a éstos una renta considerable. La traslación de la ciudad, dejando sin valor alguno esos solares, habría producido su abandono definitivo y privado a los conventos de una buena parte de sus entradas. La Audiencia, obedeciendo a las ideas religiosas de la época, apoyó decididamente al Obispo y a los frailes en sus gestiones; y quedó resuelto que la ciudad se reconstruiría en el mismo sitio.
 
 
     A fin de alejar todo nuevo pensamiento de traslación, la Audiencia y el Cabildo desplegaron la mayor actividad para demoler las paredes ruinosas, remover los escombros, dejar corrientes las acequias de la ciudad y, por fin, para levantar edificios provisorios en que pudieran funcionar las autoridades civiles, trabajando, al efecto, los oidores y los regidores de día y de noche. Con el mismo empeño se dio principio a la reconstrucción, también provisoria, de las iglesias y de los conventos. En el sitio en que había existido la catedral, se levantó en menos de cinco meses un templo de ciento cuarenta pies, y dotado de cuatro altares, todo construido con las tablas que pudieron extraerse de las ruinas de las casas reales. Esa iglesia fue abierta al culto el 1 de septiembre. Las casas de los vecinos, improvisadas aún más de carrera, no pasaban de humildes chozas que les sirvieron de abrigo en ese invierno. Durante muchos meses, la ciudad presentaba el aspecto de un campamento.
 
 
     Las desgracias de los miserables pobladores de Santiago no cesaron con esto solo. «Con las lluvias que a 23 del mismo mes comenzaron, escribe la Real Audiencia, las alhajas (muebles) enterradas se pudrieron, las trojes se corrompieron, las bodegas de vino se perdieron y las semillas todas de nuestro alimento se estragaron, si bien se puso tanto cuidado en preservarlas por esta Audiencia que gracias a Dios no se padeció hambre ni sed, porque con toda presteza que se pudo se dio orden a despejar las acequias y poner corrientes los molinos y hornos, aquéllas para que soltándolas por medio de las calles se llevasen las inmundicias de animales muertos y corrupciones de otras especies despedidas de las casas caídas, y abriesen paso por donde penetrar y andar sin estorbo, y éstos para que se pudiese moler y amasar, y estuviese la ciudad abastecida de pan y carne, que si bien se pretendió subir el precio en la carne por falta, y se insistió en ello por los que se hallaron sin ganado para venderle atento a la carestía, esta Audiencia lo defendió con penas y particular desvelo porque no se engrosasen con la calamidad común y pereciesen los pobres añadiéndoles más costo a sus alimentos, y se consiguió de manera que estuvieron los puestos y carnicerías abastecidas suficientemente, para que a ninguno le faltase». Estos afanes no fueron la obra exclusiva de la Audiencia; el Cabildo puso también el más celoso empeño en todo aquello que propendía a establecer el orden regular en la población, a apartar las ruinas que cubrían sus calles y a proveer a sus habitantes de los víveres indispensables.
 
 
     Pero aquel invierno fue excesivamente riguroso. Cayeron lluvias torrenciales acompañadas de truenos y de relámpagos, y una nevada que duró tres días continuos. Los ríos se desbordaron en algunas partes causando grandes pérdidas de ganado, a punto de computar la Audiencia en sesenta mil el número de cabezas arrastradas por las inundaciones que tuvieron lugar en el partido de Colchagua durante el mes de junio. Los trastornos atmosféricos ocurridos en medio de los temblores ligeros o intensos que no dejaron de experimentarse en todo un año con intervalos más o menos cortos, y dos y tres veces al día, durante los primeros meses, contribuían a mantener el terror entre aquellas gentes afligidas por tantas desgracias que avivaban su natural superstición.
     El exceso de trabajo, las angustias originadas por la catástrofe, la humedad y el desabrigo, que debían pesar particularmente sobre las clases inferiores, indios y negros, reducidas a un mayor desamparo, produjeron una terrible epidemia que causó más víctimas que el mismo terremoto. «Comenzó, dicen los oidores, el contagio de un mal que aquí llaman chavalongo los indios, que quiere decir fuego en la cabeza, en su lengua, y es tabardillo en sus efectos, con tanto frenesí en los que lo padecieron que perdían el juicio furiosamente. Ésta ha sido otra herida mortal para esta provincia. Tiénese por cierto que se ha llevado otras dos mil personas de la gente servil, trabajada y la más necesaria para el sustento de la república, crianzas y libranzas; y como ya no entran negros por Buenos Aires, con la rebelión de Portugal, además de lo sensible de la pérdida, se hace irrestaurable en lo de adelante».
 
Después de muchas peticiones, el Rey exime de tributos
a la ciudad de Santiago durante seis años
     Los auxilios de dinero dados por el Gobernador de su propio peculio o del tesoro del Rey, y los enviados del Perú para socorrer a los habitantes de Santiago, habían sido destinados casi en su totalidad a la construcción de templos y de conventos, o a favorecer a las monjas y a los religiosos. Sólo una mínima parte había servido para satisfacer las más premiosas necesidades de las clases indigentes. Pero desde los primeros días se había pensado en dispensar alguna protección de un alcance más lato y general. El gobernador Mujica, en la primera carta que escribió al Cabildo para expresarle el dolor que le había causado la catástrofe, le decía lo que sigue: «Con el despacho para España a Su Majestad he esforzado sobre lo que antes tenía representado y explicado, se sirva de quitar todo género de imposición a este reino que tantas causas tiene para ello, particularmente hoy con los imposibles que ofrece la ruina y asolación de la mayor parte de él, para tolerar tantas cargas en trabajos tantos. Y me queda la esperanza cierta de que la atención y gran cristiandad del celo de Su Majestad, que Dios guarde, ha de concedernos merced tan justa, en que yo seré tan interesado».
     Se comprende fácilmente que en los primeros días que siguieron al terremoto, se suspendió naturalmente y por la sola fuerza de las cosas, la percepción de impuestos en el distrito de Santiago, como se suspendió casi todo comercio y casi todo litigio. Pero desde que comenzó a restablecerse la tranquilidad, y el Cabildo volvió a celebrar sus sesiones en el mes de junio, primero en la plaza y luego en una construcción provisoría de madera, principió a tratarse de nuevo de estos negocios; pero para tomar una resolución definitiva, se esperaba el arribo a Santiago del gobernador Mujica, a quien se había llamado con instancia. Retenido en Concepción por las lluvias incesantes de aquel riguroso invierno, don Martín de Mujica sólo pudo llegar a la capital en los primeros días de octubre, y fue instalado en las salas provisorías que el Cabildo acababa de construir para celebrar sus sesiones. Él mismo se ha encargado de dejarnos la dolorosa impresión que le causó el aspecto de la desolada ciudad. «No sólo, dice, hallé ciertas las relaciones que me habían hecho, sino que con exceso era mayor la calamidad, faltando explicación de palabras a lo que reconocí por los ojos; y que además de no haber quedado templo, casa, ni edificio por suntuoso o por fuerte que no se hubiese arrasado, con muerte de tantas familias, esclavos y gente de servicio, y por haber sido la ruina a la entrada del invierno, que en estas provincias son rigurosos, cogiendo las aguas, las nieves y el hielo a los que habían escapado desnudos en campaña, sin tener chozas ni albergue en contorno de muchas leguas donde acogerse, sobrevino una pestilencia en ellos de que murió gran número de personas nobles y el resto de los esclavos y gente de servicio que les había quedado, con que los más esforzados hasta entonces perdieron la esperanza de su restauración».
 
     Desde que el Gobernador estuvo en Santiago, volvió el Cabildo a agitar con mayor empeño la discusión de los arbitrios propuestos para aliviar de alguna manera la miserable situación de sus habitantes. Reducíanse éstos principalmente a la supresión de los impuestos fiscales que en aquel estado de cosas no sólo eran insoportables sino imposibles desde que el vecindario no podía pagarlos. El gobernador Mujica conocía perfectamente la justicia de esta petición y, aun, se había adelantado al Cabildo para representar al Rey la necesidad de moderar unos impuestos y de suprimir otros; pero no se atrevía a tomar por sí solo una determinación que estaba en pugna con el espíritu desplegado por el Rey en los últimos años para procurarse entradas a todo trance. «Consulté, dice él mismo, este pedimento con la Real Audiencia en acuerdo general de hacienda con vista del fiscal, y aunque se reconoció que las causas son justas, la desproporción notable y grande la imposibilidad, y que de verdad y en el hecho no se podrían cobrar de los vecinos aunque se quisiese estos derechos, como la necesidad lo persuadía, de manera que era justicia manifiesta concederlo y la misma imposibilidad lo tenía concedido, viendo que tenía dificultad el poderlo hacer este gobierno y Audiencia en que la regalía de quitar tributos no reside, se determinó que ocurriese la ciudad con estos fundamentos al virrey del Perú para que en virtud de la facultad que tiene de Vuestra Majestad proveyeselo que más se ajustase al real servicio de Vuestra Majestad y alivio de todos sus vasallos».
 
     Llevado este negocio ante el virrey del Perú, celebró este alto funcionario una junta de hacienda con asistencia de los oidores de la audiencia de Lima y de los ministros del tesoro el 25 de noviembre de 1647. Impuestos de todos los antecedentes, de las cartas del gobernador de Chile y de las representaciones del cabildo de Santiago, «pareció a todos los dichos señores, dice el acta de aquella reunión, que atenta la imposibilidad en que se hallan los vecinos de la dicha ciudad y su distrito de pagar por ahora contribución ni imposición alguna por la última necesidad y miseria en que se hallan, y que en tal caso, conforme a derecho, deben cesar, y que a Su Excelencia (el Virrey), como quien representa la persona de Su Majestad toca esta declaración, y que debe entenderse que, con su acostumbrada benignidad y piedad, se sirviera de ordenar lo mismo si fuere consultado, y que si se esperara hacerlo, demás de no poder cobrarse, se daría ocasión a que perecieren los dichos vasallos y desamparasen aquellas provincias, puede y debe Su Excelencia relevarles por ahora, entretanto que Su Majestad, con noticia de todo, provea lo que más convenga, de la paga del derecho de alcabalas y unión de armas, almojarifazgo y asimismo del papel sellado, que, por estar en dicho estado la tierra, habrá muy poco en que ejercitarse». El Virrey, marqués, de Mancera, sancionó este acuerdo.
 
     Entretanto, el cabildo de Santiago, antes de conocer esta resolución, no se había dado por satisfecho con el resultado de sus gestiones. Creía que el gobernador Mujica debía por sí solo haber hecho más amplia concesión a sus reclamos. Esperando obtener del Rey mayores gracias y favores, el Cabildo acordó en noviembre enviar a España dos apoderados que haciendo la relación cabal de las desgracias del reino, solicitasen la sanción de todo lo que había pedido. Pero entonces se tropezó con una dificultad insubsanable. El Cabildo no tenía ni podía procurarse los recursos indispensables para costear el viaje de sus apoderados. En tal situación, fue necesario enviar los poderes de la ciudad al padre jesuita Alonso de Ovalle, chileno de nacimiento, relacionado con las más altas familias de este país, que se hallaba en Europa representando los intereses de la Compañía de Jesús. Esta elección era muy acertada, porque la inteligencia y el celo del padre Ovalle eran una garantía de que desempeñaría su comisión del mejor modo posible, y sin imponer a la ciudad los gastos de viaje que habría ocasionado el envío de otros apoderados.
 
     Pero los capitulares de Santiago se engañaban grandemente cuando creían que la relación de las desgracias de Chile iba a producir una gran impresión en la corte de Felipe IV. Atravesaba entonces España una situación que puede llamarse terrible. Envuelta en guerras costosísimas contra casi toda Europa, y exhausta de recursos para mantener sus ejércitos, sufría en esos momentos todas las consecuencias del mal gobierno que la llevaba a la más desastrosa decadencia y postración. Una descabellada conspiración descubierta poco antes, y la reciente insurrección del reino de Nápoles, junto con todas aquellas graves complicaciones interiores y exteriores, preocupaban de tal manera a la Corte que las ocurrencias de las colonias del Nuevo Mundo casi no llamaban la atención de nadie. La noticia del tremendo terremoto que había destruido la ciudad de Santiago y arruinado el reino de Chile, pasó casi desapercibida. Cuando el Rey tuvo noticia de estos desastres, y vio las peticiones que se le hacían, manifestó muy fríamente su deseo de socorrer a los miserables habitantes de este reino. En una cédula dirigida al cabildo de Santiago, con fecha de 20 de agosto de 1648, se limitaba a decir estas palabras: «Envío a mandar a mi Gobernador y Capitán General de esa provincia y a mi Audiencia Real de ella, vean qué medios y arbitrios podrán beneficiarse en esa provincia para que, con lo que fructificasen, se pueda acceder en parte al remedio de necesidad tan urgente, porque no recaiga todo sobre mi real hacienda». Lo que el Rey quería, ante todo, era evitar gastos a la Corona.
 
     Pero antes de mucho llegaron a España nuevas y más premiosas peticiones del cabildo de Santiago. El apoderado de esta corporación, el padre Alonso de Ovalle, hacía también empeñosas diligencias para obtener la suspensión de todo impuesto fiscal en el reino de Chile. Su demanda estaba apoyada por el virrey del Perú que, como se recordará, había suspendido provisoriamente en noviembre de 1647 aquellas contribuciones. Al fin, el Rey, previo el informe del Consejo de Indias, expidió en 1 de julio de 1649 una cédula con que creía dejar satisfechos a sus vasallos de esta desventurada colonia. «Por la presente, decía, hago merced a los vecinos y moradores de esa ciudad de Santiago de que, por tiempo de seis años, sean libres de la paga y contribución de los derechos de alcabala y unión de armas, y de todos los demás tributos y imposiciones que antes pagaban y me pertenecían por cualquier causa, y que, por el mismo tiempo, sean libres de los derechos de salida y entrada todos los frutos y mercaderías de esa tierra que se hubieren de consumir en la dicha ciudad, o se sacaren por los puertos de su jurisdicción para el Perú y otras partes». Esta concesión, que con justicia podría calificarse de mezquina, era, sin embargo, todo lo que permitía hacer la situación del tesoro. En su angustia de recursos, Felipe IV intentaba todavía, pocos meses más tarde, restringir aquella gracia que había acordado con tanta dificultad.
 
 
Otros arbitrios propuestos para remediar la situación: 
reducción de censos, supresión de la Real Audiencia
 
     En Chile, los vecinos y el gobierno habían propuesto otros arbitrios para remediar la miseria general. Uno de ellos era la suspensión de los censos que gravaban las propiedades urbanas en favor de los conventos, y cuyo valor total se hacía ascender a cerca de un millón de pesos. Pretendían los poseedores de las propiedades acensuadas que, habiéndose disminuido el valor de éstas con la destrucción de la ciudad, esos censos debían suprimirse o, a lo menos, reducirse en relación de la baja del precio. Muchos vecinos se mostraban dispuestos a abandonar sus solares, cuyo valor estimaban en menos que el de los censos; y casi todos ellos se resistían a reedificar sus habitaciones mientras no se les declarase libres de aquella pesada obligación. Este asunto, a pesar de la intervención del Cabildo en favor de los vecinos, debía resolverse ante la justicia ordinaria. El gobernador don Martín de Mujica interpuso sus buenos oficios para llevar a las partes a un avenimiento. «Atendiendo, dice, a que esta materia diferida a litigio se haría inmortal, y serían más las costas que la victoria del suceso, y en el ínterin se empeorarían de raíz los pocos materiales que se podían aprovechar, y la ciudad estaba entretanto sin forma de república política, procuré en junta general y cabildo abierto, presente la Audiencia, persuadirlos a que conviniesen entre sí en un compromiso o transacción en que asegurasen algo por no perderlo todo; medio que me pareció el más suave por su brevedad, y el menos costoso para sus caudales. Y de la junta resultó el convenirse en la manera que verá Vuestra Majestad». El arreglo se reducía a constituir dos tribunales arbitrales, uno compuesto del Obispo y del oidor jubilado don Pedro Machado para resolver acerca de las obligaciones espirituales que imponía la fundación de los censos, y otro de los oidores de la Audiencia para las temporales(491). Ante ellos debían ventilar los censualistas y los censatarios sus respectivos derechos, y celebrar transacciones equitativas. Parece que la base de la mayoría de éstas fue el rebajar al tres por ciento el interés de cinco sobre que se habían fundado los censos, y que esta rebaja estimuló a los propietarios a reedificar sus habitaciones.
 
 
     Notose entonces escasez de trabajadores para la reconstrucción de tantos edificios. Había en Santiago algunos indios originarios del Perú o de Tucumán que ejercían oficios de zapateros o de sastres; y se propuso que se les prohibiese trabajar en esos oficios y se les obligase a servir en las obras de construcción. Según la opinión de la Audiencia, «no es extraño de derecho compeler a las personas viles o serviles, ociosas y vagabundas a que sirvan a la república en cierto ministerio apto según su condición y necesidad pública para conservar el bien común»; pero se usó con mucha cautela de este pretendido derecho, por temor de que esos indios se fugaran de Chile. Empleáronse, en cambio, otros arbitrios, como sacar del ejército a los soldados que pudiesen servir en esos trabajos, conmutar las penas impuestas a ciertos criminales por la obligación de tomar parte en ellos, y traer a Santiago indios de los distritos vecinos. Pero estos arbitrios remediaron en pequeña escala la escasez de trabajadores.    El gobernador Mujica, en los primeros días que siguieron a aquella catástrofe, había propuesto al Rey otro arbitrio para remediar en parte la pobreza general que aquélla había producido. «Cuando fui a recibirme de presidente, escribía con este motivo, reconocí muchas causas suficientes para escusar la Real Audiencia de este reino, pues cuantos pleitos ocurren de su jurisdicción, así los que tocan al real fisco como a pedimento de partes, todos son sobre amparo de indios, mensura de tierras y cosas de tan poco momento, que tuve mucho que admirar considerando el gasto grande que tiene la hacienda real de Vuestra Majestad en sus ministros, como los empeños que a los vecinos resultaban sobre tanta pobreza en el lucimiento que ocasiona la autoridad de la Audiencia, y los salarios que continuamente pagaban a letrados, formando pleitos eternos sobre materias de muy poca entidad, y lo que más de sentir es, obligando la asistencia personal del litigio a faltar a sus estancias y los gastos que de asistir en la Corte resultan. Y finalmente, cuando la Audiencia debía ser causa de evitar pleitos, reconocí que sólo servía de que se siguiesen pleitos y ruidos, que a no haberla, sin duda se excusaran, y la justicia del pobre tuviera su lugar, porque como le falta caudal para derechos de abogacía y otros, y no tienen con qué comprar papel sellado, ni introducción para hablar con los oidores y representar su razón (no porque ellos se le nieguen sino porque su cortedad y miseria le embarazan), perece totalmente, y el rico consigue cuanto pretende porque para todo tiene diferentes comodidades. Hoy se acrecientan a las referidas causas las calamidades en que se ve esta miserable república, sin recurso humano a la reparación de ellas, y la Real Audiencia sin casas en que administrar justicia, sin cárceles, ni cajas reales. No se puede reedificar en muchos años por la suma pobreza de la ciudad, y sería de mayor importancia el costo de estos edificios que todos los derechos que a Vuestra Majestad puedan pertenecer en muchos años, cuanto más siendo universal la asolación y tan intolerable, como tengo representado a Vuestra Majestad, el servicio de unión de armas y papel sellado». El Gobernador terminaba proponiendo que se encargase de nuevo la administración de justicia a los alcaldes ordinarios y a un teniente gobernador, como un medio de ahorrar grandes gastos a la Corona y de aliviar a los vecinos de las cargas impuestas por la costosa prosecución de juicios ante la Audiencia. Esta proposición no fue atendida, indudablemente por motivos de orden político.
 
 
Las causas del terremoto según los teólogos de la época
 
     La catástrofe de 13 de mayo de 1647 tuvo otras consecuencias económicas y sociales de menor importancia; pero produjo un aumento de devoción religiosa que dejó recuerdos duraderos en la tradición y en las prácticas de la vida colonial. La superstición popular veía un milagro evidente en cada uno de los accidentes del terremoto. Cada convento exhibió la imagen de uno o de algunos santos salvados de la ruina de las iglesias por algún prodigio portentoso. Nacieron de aquí fiestas y procesiones, que preocuparon a la ciudad durante mucho tiempo.
 
     De todas esas imágenes, fue el crucifijo de san Agustín, llevado a la plaza la noche del terremoto, la que alcanzó más veneración y respeto. Fue en vano que los jesuitas sacaran de las ruinas de su iglesia otro crucifijo, del cual se contaban milagros más portentosos. Referíase que las piedras caídas de las paredes le rompieron los brazos y le infirieron en la cabeza una herida de que manó sangre verdadera que bañó su rostro, pero que, a pesar de todo, y por un prodigio sobrenatural, se mantuvo derecho en la cruz, sujeto sólo por el clavo de los pies. El pueblo que no dudaba de este milagro, dio, sin embargo, la preferencia al crucifijo de san Agustín; y en su honor se instituyó que cada año, el día aniversario del terremoto, se le haría una solemne procesión, que hemos visto perpetuarse hasta nuestros días.
 
     Habría sido curioso estudiar los efectos geológicos del terremoto del 13 de mayo de 1647. Todo hace creer que produjo un solevantamiento de la costa, más sensible quizá que los que han producido otros cataclismos de la misma naturaleza. Aunque los fenómenos de esta clase no exigen del observador ni una gran sagacidad ni mucha ciencia, parece que nadie fijó su atención en ellos, puesto que ninguna relación nos ha dado la menor noticia. En cambio, los contemporáneos de esa catástrofe se ocuparon mucho en discutir con el criterio de las ideas teológicas de la época, las causas que la habían producido. Para el mayor número de ellos, para el gobernador Mujica, para casi todos los predicadores que hicieron tronar los púlpitos improvisados en medio de las ruinas, el terremoto era una manifestación de la ira de Dios para imponer un justo castigo al pueblo de Santiago por sus grandes culpas. «Castigo justo de la mano de Dios, decían los ministros del tesoro en la relación que enviaron al Rey, pero benigno y misericordioso según nuestros grandes pecados». Otro contemporáneo célebre, el padre Rosales, sostenía que los temblores de tierra son de dos clases diferentes. «Unos, dice, suceden por particular voluntad de Dios y para castigo de culpas. Otros suceden por varias causas naturales, dejándolas Dios obrar para ostentación de su poder y aviso de su justicia, contando con ella su misericordia». El terremoto del 13 de mayo pertenecía, según él, a este segundo género. Esta opinión no ha sido seguida por los cronistas posteriores.
 
 
     Pero quien ha discutido más prolijamente esta materia es el obispo Villarroel. Pasa en revista la devoción de los habitantes de Santiago, las prácticas religiosas a que vivían consagrados, la abundancia de cofradías, la frecuencia de confesiones, el celo piadoso del clero y de las monjas, y declara que «conforme a buena teología y a la ley de Dios, sería pecado mortal juzgar que sus delitos asolaron este pueblo».Sin embargo, en otros pasajes de su libro sostiene que es muy peligroso que los ministros legos pongan la mano en los negocios eclesiásticos, y que en muchas ocasiones tales avances han sido castigados por Dios con graves terremotos. Según este criterio, si el temblor del 13 de mayo fue preparado por la cólera de Dios para castigar a los hombres, no fue por los pecados de éstos, sino por las competencias que el poder civil había tenido en los años anteriores con los obispos, y principalmente con el iracundo don fray Juan Pérez de Espinosa, muerto hacía más de veinte años, dejando la reputación de haber sido el prelado más pendenciero de esta diócesis. Las páginas del obispo Villarroel que recordamos, son un reflejo fiel de las ideas que acerca de prerrogativas eclesiásticas dominaban en el clero de esa época.
 

Experiencias de un adulto mayor: Vivencias de terremotos



*Una de las cosas más interesantes de todo adulto mayor es los relatos que nos puede hacer sobre hechos del pasado, como lo realiza en esta ocasión Horacio Flores Serrano a raíz del primer aniversario del 27-F.


REPUBLICA DE CHILE


ARMADA NACIONAL


Pronóstico sobre fenómenos atmosféricos:


La Sección de Meteorología de la Dirección del Territorio Marítimo


ha pronosticado fenómenos atmosféricos y sísmicos para el día 16 del presente mes, basada en las siguientes observaciones:


El día fijado habrá conjunción de Neptuno con la Luna y máximo de declinación norte de ésta.


A causa de estas situaciones de los astros, la circunsferencia del círculo peligroso pasa por Valparaíso y el punto crítico formado con la del Sol cae sobre las inmediaciones del puerto.


Cap. Arturo Middleton.



Valparaíso, agosto 6 de 1906.

Esta sorprendente carta predictora fue enviada a El Mercurio de Valparaíso sin causar impacto alguno sobre nadie. Diez días después tuvo lugar el terremoto más asolador que se recuerde en el puerto.

Mi madre, melipillana, en aquella época niñita de 10 años, recordaba: -Sufrió daños un extremo de la casa, mi padre nos reunió a mi madre y los siete hijos en el patio cercano a su taller de carrocería y herrería asegurando :”Tranquilos todos, no va a pasar nada”.

Finales de la década 1920, comuna Quinta Normal, medio día, mi madre: -Tranquilo hijo, con calma mirar si algo nos puede caer encima.

Instrucciones en la Posta Tres de la Asistencia Pública, calle Chacabuco, Santiago: Si tiembla y lo que está haciendo es vital para el herido o enfermo que atiende, deberá seguir haciéndolo, si puede dejarlo subirá a las salas a evitar que los recién operados se levanten. En varias oportunidades corrí, era joven y corría con ganas, evité que recién operados comprometieran su evolución.

27 de febrero 2010, Rancagua, viudo y solitario, algo después de las 3,1/2 horas: Está temblando ¿Me levantaré? Aquí en camita estoy protegido. Me cae un libro, tengo un estante mural sobre mi cama. Pienso un libro no importa pero ¿si se cae el techo? Obedeciendo instrucciones leídas no sé dónde ni cuándo pero recordadas oportunamente me tiendo en el suelo paralelamente a mi cama, si el techo cayera sobre ella quedaría un espacio libre en el que yo estaría quietito y escondido. ¡Qué largo tembló! Un par de segundos después suena el celular. La familia Caneo recordó al viejo solitario. Antes de una hora desde la calle el hijo gritaba ¿Viejo Flores tai bien? Una hazaña trasladarse de un barrio a otro con un apagón absoluto. Alrededor de las seis de la mañana otra hazaña, la hija consigue, desde Maipú, comunicación telefónica.

Para muchos, tantos y tantos, pérdida de la vida, daños físicos y síquicos, materiales, pérdida de perspectivas, oportunidades, sueños e ilusiones. Para tantos que podía haber sido y por el terremoto no fue. Al viejo Flores lo recordaron los Caneo, el hijo y la hija. También algún amigo y alguna viejita linda.

Primer aniversario del 27-F: ¿Cómo se origina un terremoto?

*Cuando se cumple el primer aniversario del 27-F una de las interrogantes que surge en cada uno de nosotros dice relación con el origen de los terremotos. En esta nota te lo explicamos. 

Luis Felipe Caneo.

En los próximos días Chile celebrará su primer aniversario del 27-F, ocasión en la cual no sólo se recordará a las víctimas del terremoto sino también se evaluará los avances de la reconstrucción nacional por parte del Ejecutivo. Sin embargo, una de las grandes interrogantes que tendremos dice relación con el nacimiento de los movimientos de la tierra, o sea, los terremotos. He aquí la respuesta.

Al mencionar el término terremoto se está aludiendo a un movimiento brusco de la tierra, producto de una gran liberación de energía acumulada por un extenso lapso de tiempo. Por lo general se hace la alusión a la palabra cuando suceden movimientos sísmicos considerables, aunque, vale aclarar, su significado es “movimiento de la tierra”.

Para poder entender el proceso cuyo resultado final es el terremoto debemos hablar de las Placas Tectónicas. De acuerdo a los especialistas, en la corteza de la tierra hay 12 placas de 70 kilómetros de grosor, las cuales, como en todas las cosas de la vida, presentan diferentes rasgos físicos y químicos; cada una de las placas están en forma continua acomodándose generando así la superficie del planeta, los continentes y los múltiples relieves geográficos.

Los movimientos, por lo general, son lentos e imperceptibles por parte del ser humano, mas en diversas oportunidades chocan las placas entre sí mediante la forma de enormes témpanos de tierra sobre el océano de magma hallado en la profundidad de la tierra, con lo cual no se puede realizar desplazamiento. Ante dicha realidad, una de las placas inicia sobre la otra su desplazamiento como por debajo de ella lo cual provoca trasformaciones en la topografía de la zona. En caso de ser dificultado el desplazamiento, se acumula la energía tensionada que posteriormente se liberará: en ese momento una de las placas se moverá contra la otra rompiéndola, así una cantidad importante de energía se liberará para hacer un terremoto. Cabe señalar que las zonas donde se produce este choque de placas se denomina fallas, en estos puntos hay mayores probabilidades de algún movimiento sísmicos.

Los terremotos, además, nacen a partir de la actividad subterránea a raíz de un volcán como también una fuerza extrínseca, es decir, una fuerza realizada por el hombre mediante experimentos nucleares, guardar millones de toneladas de agua en las aguas o lagos artificiales.

Uno de los puntos fundamentales es saber distinguir entre el hipocentro y epicentro, pues se tiende a asociar características del primero con el segundo:

          -Hipocentro: Otro de sus nombres es foco, corresponde al punto en la profundidad a través del cual se libera la energía en un terremoto. En caso de que ocurra en la corteza hasta los 70 kilómetros de profundidad se le denomina superficial, entre los 70 y los 300 kilómetros intermedio y de mayor profundidad simplemente profundo.

         -Epicentro: Alude al punto de la superficie de la tierra sobre el Hipocentro. De acuerdo a los especialistas, el epicentro es la localización de la superficie terrestre donde la intensidad del terremoto es mayor.

Los terremotos son estudiados por la sismología, ciencia reciente. Lo último queda reflejada que hasta el siglo XVIII los registros en torno a los movimientos de la tierra no eran objetivos y por lo general se explicaba tomando como argumento castigos divinos o una respuesta de la tierra a los malos comportamientos del ser humano para luego pasar a explicaciones pseudo científicas.

Para medir los terremotos se utiliza un instrumento denominado sismógrafo, su función es reflejar y registrar la vibración de la Tierra producida por el sismo. El citado instrumento capta dos tipos de ondas: las superficiales (viajan mediante la superficie terrestre, causando la mayor vibración de ésta última y, en consecuencia, el mayor daño) y las centrales o corporales (se trasladan por la tierra desde su profundidad).

Cabe señalar que en el caso de las ondas centrales son de dos tipos: primarias o comprensivas (P) y secundarias o cortantes (S). Generalmente la secuencia de un terremoto es así: un ruido sordo provocado por las ondas comprensivas, de ahí las ondas cortantes y finalmente el “retumbar” de la tierra a causa de las ondas superficiales.

27-F: causas, efectos y su razón geológica

¿Por qué se generó el terremoto del 27- F? fue una de las interrogantes que con el pasar del tiempo los expertos de han encargado de responder. El terremoto sucedió el día 27 de Febrero del 2010 a las 3:34:09:75 de la madrugada con una duración de dos minutos y cincuenta y cinco segundos, su hipocentro se registró 110 kilómetros, tomando como referencia a Chillán, al norte norte oeste  (nnw) con coordenadas 35.8 Sur y 72.7 Oeste, su intensidad fue de 8.8 grados en la Escala de Richter. Se inició todo con una  fuerte sacudida percibida en la zona oriental de Argentina, presentando desplazamientos de hasta 8 metros contra los 2 observados en el terremoto del 12 de Enero del 2010 en Haití.

Lo acaecido el 27 de Febrero fue producto del reacomodo de las placas litosféricas, lo cual se traduce en la práctica en tensiones y empujes con respecto a la misma placa y las adyacentes, dando como resultado un aumento de las probabilidades de algún sismo. La violencia  de lo sucedido aquella noche se puede explicar a partir de las perturbaciones, por decirlo de alguna manera, de la placa Pacífica producto de los terremotos en China y Japón (el primero el día 25 de Febrero con una intensidad cercana a los 5 grados en la escala de Richter y el segundo fue solo unas horas antes del 27-F con una fuerza de 6 grados). La Placa Pacífica  se conecta con el borde oste de Nazca, esto indica que ésta última fue sometida a empujes, tensiones y desplazamientos provocando la nula posibilidad de alguna salida y así liberó su energía.

Asimismo, manifiestan los investigadores, la zona aludida es proclive a grandes sismos por la velocidad promedio de sus placas. La media general de intensidad de movimiento  es de 10 cms anuales con un máximo de 18 y un mínimo de 2, la zona del Caribe tiene su velocidad entre los 8 y los 12 cms, sin duda respetable.


En resumen, el terremoto es generado, en la mayoría de los casos, por los movimientos de las placas, existiendo zonas donde hay mayores probabilidades de sismos violentos como lo correspondiente a Nazca. ¿Ocurrirá un nuevo terremoto en Chile?, sólo la naturaleza lo sabe.

lunes, 21 de febrero de 2011

Una mirada a los alimentos trasgénicos (segunda parte)


*Continuando con el tema de los alinetos trasgénicos, nuestro colaborador Horacio Flores Serrano nos cuenta mas respecto al tópico ya reseñado. 

La anterior publicación se refiere exclusivamente a los alimentos, en su comentario don Germán pregunta a todos ¿qué son los productos transgénicos? -Cuanta cosa exista, viva o inanimada, corpórea o inmaterial tuvo un origen o principio, eso es la génesis de todos los productos, incluidos los alimentos. 
Las existencias vivas y corpóreas con nacimiento y muerte van trasmitiendo a sus descendencias, mediante un recurso denominado herencia, procesos físicos, funcionales, intuitivos para que las prolongaciones de las especies avancen en el tiempo normadas por características comunes. La parte de la biología que trata la herencia se llama genética. 

Lógicamente la Naturaleza es la creadora de la génesis y de la genética, ella se ha servido de determinados recursos y acciones, ha omitido o ignorado algunos y ha rehusado o impedido categóricamente otros. Estos recursos de la naturaleza el hombre los observó, analizó, comprobó y llamó leyes. ¿Estuvo acertado al llamarlos leyes? Esa palabra significa regla y norma constante e invariable de las cosas, nacida de la causa primera o de las cualidades y condiciones de la misma. 

La bioingeniería transgénica ignora, o modifica o sustituye los procedimientos génicos y genéticos de la Naturaleza y con ello está alterando y modificando la alimentación a todo nivel, los vegetales que consumimos directamente y los que consumen las animales que comemos. Al leer atentamente nuestro anterior comentario podemos desprender que la acción transgénica modifica la vida forzando a la naturaleza, modificándola, saltándose etapas y --¿piensa usted igual?- creando vida. -¡Asumiendo el papel de Dios.

Es insensato, carente de lógica, falto de sentido común tomar partido, alistarse tras una bandera sin haber acopiado toda la información posible para estudiar desde diferentes puntos de vista el problema en cuestión; intentar pesar ventajas y desventajas, convenientes e inconvenientes, tanto a nivel personal como colectivo luego de conocer cuanto podamos de lo que se diga y escriba en pro y en contra del referido asunto. 

Repetimos, sin tomar posición tras una bandera ni enfrentando a otra, solamente presentando grandes dudas, atemorizantes inquietudes provenientes de una formación en la que Dios se manifiesta como la Madre Naturaleza, que nos somete a incógnitas que eludimos históricamente descifrar. He dado muchas vueltas a la idea deque crear vida es papel de Dios y que los bíoingenieros, reconociéndoles toneladas de conocimientos, capacidades e inteligencia no pueden desempeñar. Son humanos. Somos humanos, más de un sesenta por ciento agua, no agua pura y cristalina, agua contaminada con células muertas y flora saprofita. Hay otra razón que nos aleja de la Deidad y que, si los lectores tienen paciencia y yo me atrevo, expondré en otra oportunidad. 

Que nuestras dudas no hagan olvidar la razón que ellos sostienen: Procurar que el conglomerado humano coma tres o cuatro veces al día. 
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sábado, 19 de febrero de 2011

Estudio: La Red Social influye más que la propia genética en la vida personal



*Una reciente investigación plantea como tesis que muchas de las condiciones de vida de una persona, como sus emociones o estado de salud, están influenciadas más por su red social, su entorno más cercano que la propia genética. Por Luis Felipe Caneo.


En nuestro día a día nos relacionamos con diversas personas, las cuales a la larga forman lo que en sociología se conoce como la red social, una compuesta por seres de carne y hueso que van desde lo más íntimo (familia y amigos) hasta los bordes, lugar donde se hallan los conocidos. Todas estas relaciones juegan un papel preponderante en la toma de decisiones individuales, superando en importancia al factor genético. Esa es la conclusión de la investigación de James Fowler y Nicholas Christakis, reconocidos cientistas sociales, plasmada en el libro "Connected".

                     El punto inicial de la investigación

"Las personas creen que muchos aspectos de sus vidas, como sus gustos, su cuerpo, su ropa o incluso sus emociones, dependen de sus propias decisiones.Y nosotros somos capaces de mostrar que todas esas cosas no dependen de decisiones de individuos, sino de grandes grupos de presonas", señala Cristakis en la presentación del trabajo en la página http://www.connectedthebook.com/. Una investigación  que dio sus primeros pasos con una situación vivida por este profesor de la Universidad de Harvard: vio como la enfermedad y muerte de un ser humano podía enfermar a su grupo adyacente. A la hija que la cuidaba, al marido de ésta y a un amigo por el proceso de una larga complicación de salud. Fue el comienzo, en definitiva, de su interés de estudiar las redes sociales desde un punto de vista de fenómeno.


En "Connected"  el especialista concluye  que, dado a la influencia del grupo social, es necesario involucrar al entorno completo. Un tópico que su compañero en la investigación, James Fowlwr, explica tomando como caso la obesidad: "La obesidad es mente contagiosa .Sí un amigo suyo es obeso, usted tiene riesgo de ser obeso. Si usted realmente está interesado en cambiar sus hábitos alimentarios, sus prácticas de ejercicio y sus propias ideas acerca de lo que es un estilo de vida saludable , entonces tienes que involucrar a sus amigos y familia. Porque eres lo que comes. O bien, eres lo que tú y tu familia comen, o lo que tú, tu familia y tus amigos comen", comentó el experto.


James Fowler, profesor asociado de ciencias políticas de la Universidad de California, explica que si bien la genética "tiene un papel muy importante en la trasmisión de la obesidad de una persona a otra, lo que hemos encontrado en este estudio es que el contagio social es más riesgoso".


Las conclusiones anteriores fueron realizadas en base a datos de una investigación sobre el corazón realizada desde el año 1948 a la fecha en Framigham.La indagación incluye un universo de 5124 adultos con una red de contactos que llega a un total de 12067 personas en la citada ciudad en el estado de Massachusetts. Los expertos dibujan la mencionada red y establecen que entre ellas hay 50.000 conexiones entre los amigos y cercanos.

Posteriormente, todos estos datos son analizados, un ejercicio que permitió determinar una tendencia: las personas obesas tienden a tener amigos obesos, mientras que los seres delgados generalmente poseen amigos de esas características .Una situación que es estrapolada a otros ámbitos de la vida, desde la salud hasta la capacidad de generar ingresos.


                   Sentimientos, un efecto domino


Al igual que la imitación de las expresiones faciales de los otros, las emociones se contagian de una persona a otra, llegando, incluso, a sentir los sentimientos de los otros. Es así como estra rodeado de gente feliz genera un efecto positivo en nuestros sentimientos y bienestar.Por el mismo procedimiento, también, se transmiten las emociones negativas.

Una pareja es la más simple de las redes sociales, donde los hombres que pierden a sus mujeres tienen una probalidad entre un 30% y un 100% de morir en el primer año de viudez.

         Los tres grados de Influencia


Es importante considerar que hay una influencia recíproca en la relación de las personas con las redes. En ese sentido, los autores del estudio plantean la teoría de los tres grados de influencia: todas nuestras actividades afecta a nuestra familia, a nuestros amigos,a los amigos de nuestros amigos y a los amigos de los amigos de nuestros amigos. Luego de eso, la influencia declina. Una realidad donde es importante tener en cuenta que las redes son dinámicas y cambian según se mueve la gente, lo anterior pasa cuando se divorcian o adoptan conductas nuevas o mueren, se generan nuevas relaciones.
Una nueva teoría, en definitiva, que de probarse su validez, estaría en concordancia con la definición de hombre dada por Aristóteles sobre el hombre: ZOOM POLITIKON y ZOON RATIONALE ( el humano es un ser social).

La lucha de las actrices maduras para ganar un Oscar


*Una de las tendencias que se ha dado a la largo de toda la historia de los Premios Oscar es las pocas ocasiones en las cuales una actriz ya madura, redondeando los 50 años, ha obtenido el triunfo en la cetgoría de mejor actriz.Por Luis Felipe Caneo

Para la entrega de los Premios Oscar 2011 en la categoría de mejor actriz la favorita, de acuerdo a los pronósticos, es Anette Bening, 52 años, por su rol de madre lesbiana en el film "Mi Familia".Sin embargo, las probabilidades de triunfo de Bening no sólo debe enfrentar a las otras candidatas sino también el peso de la historia: en las ocho décadas de estos premios del Séptimo Arte son pocos casos los cuales una  actriz ha ganado el Oscar a Mejor Actriz.

El primero de ellos se trata de Shirley Booth, quien en 1953 cuando tenía 54 años  obtuvo el galardón por su rol en la película "Come Back, Little Sheba".Por su parte, en 7 ocasiones solamente actrices de mayores de 60 años han podido cantar victoria en la categoría de mejor actriz, en 3 de ellas le correspondió a katherine Hepburn y en las mujeres de cuatro décadas lo han obtenido en 11 ocasiones, siendo ejemplo de ello la destacada actriz Sandra Bullock (45 años) por su papel en "Un sueño posible".

En el caso de Bening, su principal competidora es Natalie Portman, 29 años, por su rol, aclamado por la critíca, de una bailarina en crisis; aquí no sólo la opción de la primera debe vencer la visión de la critíca sino el factor edad. Ya le pasó en el año 2000 cuando a la edad de 42 años compitió en la misma categoría por su rol en "Belleza Americana" contra Hilary Swank, 25 años, en la película "Los muchachos no lloran", ganando ésta última.


Al buscar las causas de esta realidad son variadas las respuestas.Por un lado se habla de falta de roles para mujeres hoy en día, como lo ha comentado en innumerables oportunidades Meryl Streep o Helen Mirren; otros ven un acto de discriminación, pues a lo largo de las ocho décadas han sido premiados 17 actores mayores de 60 años versus 5 mujeres en el mismo rango de edad (Marie Dressler, Katharine Hepburn, Geraldine Page, Jessica Tandy y Helen Mirren ). ¿Seguirá la misma tendencia en la entrega de los premios Oscar 2011? es la interrogante que seguirá sin respuesta hasta el próximo 27 de Febrero.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Experiencias ciudadanas: Aventura de un adulto mayor en el Nuevo Metro a Maipú



*Nuestro colaborador, un activo adulto mayor, se animó a probar la extensión del metro a Maipú hace algunos días, cuya experiencia nos cuenta en esta nota. Por Horacio Flores Serrano.


La línea del metro a Maipú fue Inaugurada el 3 de febrero del 2010 con el beneplácito de miles que ven solucionada o mejorada su movilización cotidiana y la oposición, poquitos participantes, apoyada en amplificadores de sonido gangosos y fritangueros  portando carteles con faltas de respeto hasta para la ortografía. ¿Serán partidarios de volver a la carreta como vehículo preferible?.

José, octogenario que camina audazmente hacia la nonadata decide, al día siguiente, hacer un viajecito alrededor de  las tres de la tarde hora, presumiblemente, de menor demanda de pasajeros.  La estación terminal compuesta por tres o  cuatro amplísimos niveles, sobrios, elegantes le impresionan como capaces de resistir violentos sismos o bombardeos. El  trayecto elevado le proporciona la oportunidad de echar un vistazo a la desconocida ciudad que habita, mostrándole techos de casas viejas, torres de departamentos habitables y algún bello y acogedor parque.  ¡Y la extensión de la zona metropolitana!  ¿Hasta dónde y hasta cuándo?.

De regreso José rehúsa el ascensor para discapacitados y viejos  –La noble palabra que indica el extremo de la vida que comenzó con: niños-  Si prefiere Adulto Mayor, bueno aquí está.  Él programó contar  todos los peldaños. Su fiel e incansable bastón lo ayudará  y entre niveles también podrá descansar. Contó más de cien y salió al exterior repitiendo mentalmente la cifra, tenía que recordarla, comentarla.


A pocos pasos de la salida un desnivel, tendrá que bajar una grada, apunta el bastón al sitio donde lo colocará, la vista, la atención, todo el proceso mental, la posición del cuerpo, el alineamiento de los músculos y la punta del bastón concentrados en la bajada de la grada. Una sexo femenino subiendo la misma grada, en dirección al metro lo empuja desplazándolo unos centímetros hacia  su izquierda  y ese desplazamiento propició que el transeúnte que bajaba pegado a José le  levante accidentalmente el bastón tan cuidadosamente dirigido y José falto del apoyo programado caiga de bruces inaugurando la estadística  ”Caídas” en la estación del metro Plaza Maipú.Algo similar a la discutible broma o chiste de retirarle la silla a quien se va a sentar.  El incidente le hizo olvidar cuantos más cien son los peldaños.

José sabe que una fémina lo empujó.  Cuando caía estiró sus brazos en busca de apoyo y el derecho entró por el espacio del colgante de la cartera de ella, así en ese momento el colgante albergaba un brazo de ida y otro de venida.  Ella, que posiblemente estuvo a punto de caer, tironeaba en vez de llevar la correa a la punta de la mano y hacer salir la correa por donde había entrado.

¿Se trataría de una dama muy necesitada de alcanzar un tren que estaba por partir? Puede ser y calculó mal la velocidad de los movimientos de José,   pensó: -Cuando yo llegue ahí él ya va a estar abajo. Podría ocurrir que al recordar el incidente piense que pudo quebrarse un hueso o dañarse algún órgano y experimente sentimientos de culpa.  Tranquila señora, salvo algún dolor que se fue en tres o cuatro días todo estuvo bien.

Existen unas pocas damas estrelleras por naturaleza y convicción: no respetan el turno de los  que llevan tiempo formando fila para pagar, comprar, recibir o informarse, ellas están prontas al empellón, circulan por la izquierda y los viejos  disfrutan a menudo de sus civilizadas conductas.  Si fue una de ellas la que empujó a José que se anote un logro más.

Guía para ser bella con productos naturales


 *No solamente las cremas y otros productos elaborados te ayudan a ser bella sino también una serie de remedios naturales, cuyo resultado se puede ver en pocos días.Por Luis Felipe Caneo.

Uno de los grandes objetivos del ser humano a la largo de la historia es la búsqueda de la belleza de acuerdo al ideal de la época, un propósito para el cual hay una infinidad de productos elaborados para dilemas como el acné o la piel seca, por citar un ejemplo.Sin embargo, está la opción de remedios naturales cuyos resultados se pueden ver en pocos días. He aquí algunos datos al respecto:

1.Papaya: Uno de los aportes de ella son sus propiedades curativas y antibacteriales, es por eso que los especialistas recomiendan aplicar un poco de papaya sobre la zona de la piel afectada por un lapso de 15 minutos y posteriormente debes enjuagar con agua fría, así la piel se sentirá super suave.

2. Exfoliante Natural: Si la idea es eliminar de tu piel todas las células muertas y así desobstruir los poros, la solución pasa por este exfoliante natural.Para hacerlo debes crear una masa con base a harina de avena integral y agua tibia.

3. Ciruela: La ciruela tiene una acción tonificante, por eso te invitamos a molerla y aplicar la pulpa sobre la piel por media hora, lo anterior se traducirá en una eliminación del exceso de grasa. 

4. Yogur Natural: Su objetivo es humectar la piel como también desvanecer las manchas producto del acné.Debes mezclarlo con unas gotas de limón, de esa forma se incrementa el poder blanqueador. 

5. Chao espinillas: Una compañia indeseada durante la adolescencia es la aparición de las espinillas, las cuales para eliminarlas hay que licuar una zanahoria grande bañada en aceite de oliva hasta cuando tome la textura de una crema.Aplicar directamente sobre las espinillas por 15 minutos.

6. Cara de bebé: Para lograr dicho sueño, sobre la piel afectada pon 5 cuchararas de miel tibia por 15 minutos y posteriormente enjuaga. El resultado: tu cara será la de un bebé.

Estos son algunos de los tips de belleza natural con los cuales ayudarás a tu cuerpo estar en perfectas condiciones y en armonía, ese es el fin y no una belleza artificial que responde a ciertos patrones.Es mejor demostrarse tal como eres y no aparentar una imagen, ya que así sabrás quienes te aprecian a ti como ser.

lunes, 14 de febrero de 2011

San Valentín: El amor en la Antigua Grecia

*En este día de los Enamorados, te invitamos a conocer cómo se expresaba el amor en la Antigua Grecia, durante el lapso del mundo antiguo.Por Luis Felipe Caneo.

Amor es una palabra que cuando la escuchamos la interpretamos como un sentimiento, un afecto hacia un otro, el cual cambia según el contexto de la situación, generalmente asociada con el amor romántico. Una experiencia que nos permite sentir y vivir experiencias nuevas, las cuales llevan al cielo o al infierno. Un concepto abstracto referente a un sentimiento profundo de aprecio y cariño por una persona, animal o cosa; una concepción que engloba una serie de sentimientos totalmente diferentes como son el deseo pasional y de intimidad en el ámbito del amor romántico como el amor asexuado presente en la familia, sin pasar por alto el amor religioso: esto último pasa a ser una manifestación del alma y de la conciencia identificada con Dios. Un sentimiento que Gottfried Wilhelm Leibniz, gran pensador racionalista de los siglos XVII y XVIII, define de manera magistral: "Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad" y que la filosofía lo define como un sentimiento que mueve el espíritu.


El amor, sin lugar a dudas, es un sentimiento que ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad, un concepto que ha ido variando a lo largo de los siglos.Es así como para los griegos el amor es la aspiración a la perfección, un camino ha realizar donde se debe alcanzar el mundo de las ideas, por decirlo de alguna manera; mientras que para el cristianismo es la tendencia de lo perfecto de ir en busca de lo imperfecto para salvarlo. Adentrarnos en la expresión del sentimiento amoroso en la Antigua Grecia es el objetivo del presente trabajo, con el fin de conocer las semejanzas y diferencias del amor en comparación con la actualidad. Una invitación a un viaje al pasado, por la ruta del amor, en el Día de los Enamorados.
El comienzo de un sentimiento


Para explicar el origen del amor, los griegos crearon "el mito del andrógino", el cual es mencionado en el diálogo "El Banquete" de Platón. Según cuenta la historia ,"En primer lugar, tres eran los sexos de las personas, no dos, como ahora, masculino y femenino, sino que había,
además, un tercero que participaba de estos tiene en sí misma en forma desviada las características del sexo contrario" y agrega: " Eran también extraordinarios en fuerza y vigor y tenían un inmenso orgullo, hasta el punto de que conspiraron contra los dioses. Y lo que dice Hornero de Esfialtes y de Oto se dice también de ellos que intentaron subir hasta el cielo para atacar a los dioses" (Platón, "Banquete",Diálogos III, Gredos, Madrid, 1992, 189c- 193d. pp. 221-229.Traducción y notas de M. Martínez). Una realidad que obligó a "Zeus y los demás dioses deliberaban sobre qué debían hacer con ellos y no encontraban solución. Porque, ni podían matarlos y exterminar su linaje, fulminándolos con el rayo como a los gigantes, pues entonces se les habrían esfumado también los honores y sacrificios que recibían de parte de los hombres, ni podían permitirles tampoco seguir siendo insolentes. Tras pensarlo detenidamente dijo, al fin, Zeus: «Me parece que tengo el medio de cómo podrían seguir existiendo los hombres y, a la vez, cesar de su desenfreno haciéndolos más débiles. Ahora mismo, dijo, los cortaré en dos mitades a cada uno y de esta forma serán a la vez más débiles y más útiles para nosotros por ser más numerosos. Andarán rectos sobre dos piernas y si nos parece que todavía perduran en su insolencia y no quieren permanecer tranquilos, de nuevo, dijo, los cortaré en dos mitades, de modo que caminarán dando saltos sobre una sola pierna» (...) .


Y cada vez que moría una de las mitades y quedaba la otra, la que quedaba buscaba otra y se enlazaba con ella, ya se tropezara con la mitad de una mujer entera, lo que ahora precisamente llamamos mujer, ya con la de un hombre, y así seguían muriendo.Compadeciéndose entonces Zeus, inventa otro recurso y traslada sus órganos genitales hacia la parte delantera, pues hasta entonces también éstos los tenían por fuera y engendraban y parían no los unos en los otros, sino en la tierra, como las cigarras . De esta forma, pues, cambió hacia la parte frontal sus órganos genitales y consiguió que mediante éstos tuviera lugar la generación en ellos mismos, a través de lo masculino en lo femenino, para que si en el abrazo se encontraba hombre con mujer, engendraran y siguiera existiendo la especie humana, pero, sise encontraba varón con varón, hubiera, al menos, satisfacción de su contacto, descansaran, volvieran a sus trabajos y se preocuparan de las demás cosas de la vida." (Platón, "Banquete",Diálogos III, Gredos, Madrid, 1992, 189c- 193d. pp. 221-229. Traducción y notas de M. Martínez). Luego de referirse al nuevo estado del hombre, hace mención a los diferentes estados sexuales de los humanos: "Cada uno de nosotros es un símbolo de hombre, al haber quedado seccionado en dos de uno solo, como los lenguados. Por esta razón, precisamente, cada uno está buscando siempre su propio símbolo. En consecuencia, cuantos hombres son sección de aquel ser de sexo común que entonces se llamaba andrógino son aficionados a las mujeres, y pertenece también a este género la mayoría de los adúlteros; y proceden también de él cuantas mujeres, a su vez, son aficionadas a los hombres y adúlteras. Pero cuantas mujeres son sección de mujer, no prestan mucha atención a los hombres, sino que están más inclinadas a las mujeres, y de este género proceden también las lesbianas.Cuantos, por el contrario, son sección de varón, persiguen a los varones y mientras son jóvenes, al ser rodajas de varón, aman a los hombres y se alegran de acostarse y abrazarse; éstos son los mejores de entre los jóvenes y adolescentes, ya que son los más viriles por naturaleza." (Platón, "Banquete",Diálogos III, Gredos, Madrid, 1992, 189c- 193d. pp. 221-229. Traducción y notas de M. Martínez Hernández.).
En definitiva, un mito que explica el origen del amor y sus expresiones como son la homosexualidad y la heterosexualidad, partiendo de la base que el deseo de volver al estado original se traduce en una necesidad de estar con el otro, de una búsqueda de un complemento psicológico o de la denominada naranja que da como origen al amor en su conjunto. Es importante señalar que el término andrógino proviene del griego andrógynos, es decir, hermafrodita y está compuesta por anér (andrós) que es varón, esposo y gyné (gynaikós): mujer, hembra, esposa.


Las diversas perspectivas en donde está presente el amor, en Grecia tiene su palabra que lo define: Agape ( amor en el griego actual.Alude a un tipo ideal de amor, se asocia con "amor del alma"), Eros (amor pasional, relacionado con la sensualidad. Si bien Eros se siente inicialmente por una persona, con la contemplación de ella se transforma, a la larga, en una apreciación de la belleza existente dentro de ese ser, llegando incluso, en algunos casos, a observar la belleza en si misma. La función de Eros es ayudar al alma a recordar el conocimiento de la belleza, además de ayudar a la comprensión de la verdad espiritual),Philia ( amor virtuoso, desapasionado, su ator es Aristóteles. Se refiere a la lealtad a los amigos, a la familia y a la comunidad. Es un amor de la mente. ), Storge ( alude al afecto natuarl que, por citar un ejemplo, sienten los padres por sus hijos) y, finalmente, Xenia ( hace mención a la hospitalidad de los griegos, una característica de la Grecia antigua presente entre el anfitrión y su huésped, al cual se le retribuía con grandes obsequios a cambio de la gratitud hacia el dueño de casa, algo que es posible de ver tanto en la Odisea como en la Ilíada de Homero).
El amor en la Historia de Grecia


Uno de los rasgos de la sexualidad griega que resalta es el culto a la Virginidad, una costumbre procedente de Oriente. Se considera que la pérdida de ella es signo de la presencia de la muerte en la vida, reflejado en la leyenda de Artemisa o Diana: un día, cuando fue a cazar, Acteón pilló a la diosa ya señalada bañandose desnuda en un río de la zona, la cual, molesta porque la habían visto en ese estado, lo convierte en un ciervo, el cual es devorado por los perros que lo acompañaban. Cabe mencionar que la Diosa de la Doncellez y la Castidad tuvo 50 hijos con Endimión, además de un séquito de sesenta hijas del Oceáno, las cuales debían guardar votos de castidad, si una de ellas se casaba dejaba ser parte de ese grupo.Sin embargo, en una ocasión, Calipso, una de las hijas, es seducida por Júpiter, un desliz que intentó de ocultar no bañandose junto con sus compañeras, siendo descubierta y expulsada.


También de Oriente, llegaron otras figuras mitícas relacionadas con el amor. La historia de Afrodita y Hermes, más conocido como Hermafrodita a partir del libro "Historia Natural" de Plinio.Hermafrodita es un joven adolescente que un día, en sus múltiples paseos, llega un día a un lago con aguas cristalinas, donde está una joven náyade voluptuosa, Salmacis , engalanándose con flores, cuando derepente ve al muchacho y exclama: "Tú, feliz si eres mortal y feliz la mujer que te ha nutrido en su seno, pero mucho más feliz tu amada, si la tienes, y la que será honrada con tu antorcha nupcial, pero si ella no existe aún, yo te llamo; te deseo y quiero compartir contigo mi lecho”.Ante estas palabras, el muchacho se escapa, arribando hasta una orilla del lago, donde se desnuda y empieza a jugar con las olas.La ninfa, presa de deseo, lo abraza fuertemente invocando a los dioses: "“Criaturas del Cielo, oíd mis votos: Que no pueda este joven separarse de mí, ni yo de él” .Los dioses la escucharon e hicieron que ambos crecieran unidos, pero participando de su doble naturaleza. Así nace Hermafrodita, la cual fue representada, en el trascurso del siglo II AC por el escultor Policleto a través de la figura de un joven-hombre en una actitud ensoñadora, de entrega, de unión con el otro.


En la vida de los hombres de la Grecia Antigua, el sexo estaba presente en el día a día. En la Civilización Minoica ( desarrollada en la Isla de Creta, en el Mar Egeo a partir del Tercer Milenio antes de Cristo hasta el 1150 AC. Se le conoce, además, con el nombre de Civilización Cretense), la mujer gozaba de igualdad jurídica con el hombre, pudiendo asistir a banquetes, teatros y otras festividades. Eran un pueblo alegre y feliz que disfrutaba de la vida, donde los hombres lucían afeitados y tenían pelo largo, de acuerdo a lo revelado por los restos arqueológicos encontrados en la zona y las mujeres, por su parte, se pintaban los labios y los pechos, dejando al descubierto sus pechos. El matrimonio se relacionaba con la Madre Tierra y en ese sentido los jóvenes se unían en los campos. El fin de ésta civilización se relaciona con un desastre natural, aunque, vale aclarar, otras teorías al respecto que en una próxima ocasión analizaremos.


Durante el Período Micénico (2000-1250 Ac), época de la Guerra de Troya y de los primeros héroes griegos, en la forma matrimonial primitiva de aquella cultura la mujer aportaba con una esclava al momento de casarse, la cual se convertiría en la concubina del marido en el caso de que la mujer saliera estéril. Una época en que la mujer tuvo protagonismo a través de la Guerra de Troya, el rapto de Elena, esposa del Rey de Micenas Menelao, según la mitología, por parte de Paris, hijo del Rey de Troya, fue el causante del enfrentamiento entre griegos y troyanos. El fin de ésta civilización, entre otras causas, se debió a la invasión de los Dorios.
Ya en la Grecia Clássica, el comportamiento sexual de las mujeres, ciudadanas de Atenas, era regulado por una serie de leyes, castigandose duramente el adulterio, el cual era un delito público porque significaba la introducción de un hijo ilegal al matrimonio y, en consecuencia, la descendencia de personas no ciudadanas en el grupo familiar y en la polis. Sin importar si el adulterio se generó por una violación o seducción, el varón era considerado culpable como parte activa y la mujer como agente pasivo, una realidad que obligaba al marido a divorciarse de ella.


El principal objetivo de la unión matrimonial era producir un heredero, esto se expresa en que el marido de un matrimonio sin retoños debía mantener relaciones sexuales con su mujer por lo menos tres veces al mes, lo cual, en muchas oportunidades, convertía este acto en un momento obligatorio más que algo íntimo.Además, debemos considerar que si el matrimonio ya había tenido el número proscrito de hijos, el marido dormía en una pieza diferente a su esposa y se pasaba los días con sus amigos en relaciones homosexuales o divirtìéndose con prostitutas, con lo cual la gran mayoría de las mujeres tenían una vida sexual poco satisfactoria, siendo aceptada la masturbación femenina, algo presente en la obra de Lisístrata:
- Lisístrata: Eso es algo que he tenido que usar enérgicamente en algunas noches sin sueños.
-Calonice: Lo debes haber desgastado si lo has estado agitando tanto como dices ( Aristófanes, Lisístrata, pp 26-28).

La Educación Pederástica en Grecia, un ejemplo de amor pedagógico


En el ámbito del amor pasional, encontramos que en Esparta la pareja ideal está formada por dos varones: uno maduro -el erastra- y uno adolescente o pre-adulto - el erómeno, cuyas edades fluctuaban entre los 15 y 18 años-. Una situación que se inserta en un pensamiento socrático que asociaban un ejército indestructible con el grupo humano formado por parejas de amantes varoniles (Plat Conv 178 c, Jen Conv VIII 32), una idea que tuvo su éxito con el batallón selecto de Górgidas, ocasión en la cual Pelópidas convirtió a ese grupo en su batallón sagrado en la batalla de Tebas, según nos cuenta Plutarco.


Un tipo de amor en donde se conjugan el deseo del más viejo de adquirir prestigio ante su discípulo y el honor, un honor que originó algunos asesinatos, sobre todo en el período de Tiranía: "Son muchos [Plut. Erot. 929] los amantes que disputaron hermosos y honestos muchachos a los tiranos .", siendo un ejemplo de lo anterior la conspiración urdida en el 514 contra los Pisistrátidas por Aristogitón y su amado Harmodio, asesiado por Hiparco, el de Antileón, que dió muerte al tirano de Metaponto.


La Educación Pederástica es un método de pedagogía y de amor, donde había un amor pasional que incluía un deseo de lograr una perfección, un valor ideal, un areté, de un determinado grupos social, los aristócratas, el cual se empezaba a practicar a través de la introducción en el grupo de amistades del maestro donde aprendía las reglas de la sociedad.
La Guerra repercute en el amor

Vale mencionar que, de acuerdo a las fuentes de la época, Hipócrates fue el primero en diagnosticar un cuadro de histeria en las féminas a causa del enfrentamiento entre Esparta y Atenas, en la llamada Guerra del Peloponeso, la cual fue ganada por la primera polis, hecho que deja a las mujeres solas en la ciudad, terminando muchos matrimonios por adulterios. Mujeres que al regreso de sus maridos atenienses derrotados, ven como ellos las rechazan porque están acostumbrados a dos formas de sexualidad: la homosexualidad y la prostitución. Esta última actividad era llevada a cabo por las Hetairas, naciendo en sus figuras la relación de mujer-objeto.


Las Hetairas eran prostitutas que estaban en la parte más alta de la sociedad de las mujeres públicas, las cuales no solamente se destacaban por su belleza fisíca sino, también, por su formación intelectual y su gran talento artístico, siendo la más famosa de ella Aspasia, esposa de Pericles. Este grupo de mujeres escriben tratados sobre su oficio, entre los cuales se puede citar el de Artyanassa, vieja servidora de Helena, el de Filenis de Samos y los de Elefantis, publicaciones guardadas por los sabios en el dormitorio de Tiberio, cuenta Suetonio, "para que cada figurante siempre encontrase el modelo de posturas que debía ejecutar".

Ellas adquirieron protagonismo en el siglo IV, luego del desdén de los griegos hacia sus mujeres, pasando a la historia varias de ellas, siendo una de ellas Friné, la cual fue inmortalizada por Praxíteles en el marmol para la estatua de Afrodita. Nació, al parecer, en Tespia, Boecia, donde , durante sus primeros años se dedicó a cuidar cabras, para luego reunir una pequeña fortuna y aprovechandose de su inteligencia y belleza decidió trasladarse a Atenas, zona donde deslumbró y escandalizó a los habitantes de la polis con su espectáculo, el que puede ser considerado el antecedente más remoto de las sesiones de strip-tease hoy en día. Los días en que se celebraba la fiesta a Neptuno, se instalaba en lo alto del templo y ante la mirada del público, expectante ante su figura, empezaba , bajando la escalinata, a sacar cada una de las prendas hasta quedar completamente desnuda, posteriormente corría hasta la playa con el fin de sumergirse en las aguas y salir de ellas, simbolizando a la nueva Afrodita recogida por las Horas.

El amor de Grecia y de la actualidad, una comparación


Al hacer un paralelo entre la situación de Grecia y la actualidad en materia amorosa, sobresalen, en cuanto a las diferencias entre una época y otra, dos factores importantes: la aceptación de la homosexualidad en una y el rechazo en la otra y, por su parte, el segundo dice relación con la mujer, con su situación dentro del matrimonio.En cuanto a las semejanzas, en ambos casos resalta la exaltación y entrega al otro: una persona, animal o cosa.

La homosexualidad hoy en día, es rechazada socialmente por una cantidad importante de la sociedad , intentando aislar a sus miembros, algo expresado, por ejemplo, en la polémica surgida por el intento del comando de Sebastián Piñera de incluir a una pareja de hombres en la franja electoral de la pasada elección presidencial de Chile, algo que no hubiese acontecido si se trata de la antigua Grecia, pues en ella, producto de las normas sociales, el contacto con los del mismo sexo era algo común, dejando las relaciones con el otro sexo para fines procreativos. Una situación que , con ojos actuales, nos parece chocante, pero no debemos caer en el error del etnocentrismo, o sea, de mirar el pasado con los ojos del mundo actual, pues es una otredad diferente ha respetar.Por otro lado, claramente la situación de la mujer ha mejorado a lo largo de los siglos, llegando en la actualidad a ser considerada como una igual por el sexo opuesto, en la mayoría de los casos, no permitiendose socialmente la existencia de una amante en las relaciones -las hay, pero si se descubren la relación , generalmente, se termina. -, intentando de hacer una similitud con la concubina permitida en los matrimonios de la Grecia Arcaica.

La exaltación y entrega al otro en una relación amorosa, del tipo que sea, es una de las semejanzas presentes en este análisis. Por ejemplo, en el amor pederástico, claramente, entre los múltiples componentes del amor pasional, se deja traslucir un instinto paternal de convertir a ese joven discípulo en un ser capaz de valerse solo, manejando los distintos códigos sociales; algo posible de percibir en la relación de un padre o madre con sus retoños, dejándole como legado la enseñanza de valores y de armas, en un sentido figurado, para que el día de mañana pueda sobrevivir en este mundo.

En definitiva, una mirada al mundo de ayer y hoy, mediante Grecia Arcaica y la actualidad, en el amor.

Bibliografía:
Sitios Web:


Fuentes Primarias:
-Jenofonte Lac. II 12, 13, Conv. VIII 32
-Platón Conv. 178c
-Plutarco Pel. 17-19