miércoles, 7 de marzo de 2012

Una mirada a nuestra sociedad: Verdades mentirosas ¡mentiroosaaas!




*Desde luego que no pueden ser verdades. Son hábiles manipulaciones del lenguaje, tan hábiles que nos agrada creerlas y no reparamos en que provienen de un contexto mucho más amplio y profundo.



 Horacio Flores

Desde luego que no pueden ser verdades. Son hábiles manipulaciones del lenguaje, tan hábiles que nos agrada creerlas y no reparamos en que provienen de un contexto mucho más amplio y profundo. El sistema empleado no es nuevo, en el Concilio de Letrán, el año 1215 se dispuso que en cada catedral hubiera un maestro de teología y un maestro de gramática.



Esto condujo a una suerte de adoctrinamiento planteando los temas que ocuparán la mente con olvido u omisión de muchos otros que al no tocarlos los maestros de teología y gramática, quedaban permanentemente sin atención. Sería injusto achacarles intencionalidad, simplemente faltó agregar otros maestros enseñando más ciencias y artes.. Esta rutina de tantos siglos ha agregado miles de palabras, cobijado la pedantería y enriquecido las lenguas del mundo occidental con cultismos y figuras retóricas.



Los ambiciosos de figuración y de poder, dando al vocablo poder su real significación, el que olvidamos, el que está escondido por una muy bien tejida maraña de palabras, el poder manejar como propios los grandes montones de dinero acopiado con impuestos, más impuestos y otros impuestos llamados contribuciones, patentes y otros que olvido.



¿No es cierto que cuando leímos, escuchamos, pensamos o decimos la palabra poder hacemos abstracción de su verdadera significación? El derecho a disponer de esas cantidades tan grandes que son parte importante del esfuerzo realizado minuto a minuto durante toda su vida, la mía y la de todos los que nos dedicamos al trabajo honesto. Algún defensor argumentará que se invierten en salud y educación; Los que se educan podrán informarlo de cuanto pagan por ello y de la salud podemos informarlo que quienes estamos en Fonasa, el sistema más barato, pagamos un 7% mensual. Los que pueden disponer de esos dineros que salen de nuestros bolsillos son los Caballeros Feudales modernos con enormes ventajas sobre los de la Edad Media. Aquellos disponían principalmente de un diezmo de la producción agrícola, los que trabajaban la tierra pagaban un diez por ciento; hoy todos pagamos un diecinueve por lo que compramos. Solamente por este concepto todos y no unos pocos pagamos casi el doble y luego vienen las otras formas de exacción que ya citamos.



¿Cómo nos distraen para que olvidemos el real significado de las palabras? Usando todos los recursos dialécticos que se desprendían del Mester de Clerecía. Repito. No podemos culpar de intencionalidad a la disposición del Concilio de Letrán, fue el resultado de hablar insistentemente de dos temas con olvido de los otros, guerras, invasiones, conquistas, alianzas, traiciones, todo estaba ahí y el mayor conocimiento era el que se entregaba desde los púlpitos donde predominaba la fe y la gramática. Los recursos dialécticos fueron tomados por los interesados en el poder y fueron haciendo una ciencia del manejo de la opinión de nosotros, los vasallos de ayer y de hoy.




Los recursos que usan: Hablar mucho, usar palabras nuevas, probablemente desconocidas para nosotros. Cambiar los nombres de los organismos e instituciones, usar con tal profusión las siglas que nos cansamos de llegar mentalmente a qué o quién se refieren, aparte que puede ser muy difícil encontrar información de algunas siglas y la modernidad les ha regalado el uso de palabras inglesas. Los clérigos en sus citas volvían al pasado, el latín y el griego. El asunto es que aceptando o discutiendo lo proclamado nuestras mentes están ocupadas en lo dispuesto por este procedimiento de mester de clerecía, caemos en la trampa y no atinamos a investigar los reales alcances del tema.





El algún momento nos hablaron de “Los derechos del consumidor” ¡Qué bueno! Ya era tiempo que se preocuparan de nosotros. Se creó un organismo para esta defensa. Nuestra ilusión Se va a terminar la publicidad engañosa, la venta de artículos deteriorados, van a tener que respetar las garantías, etc. Funciona, a veces si y a veces no. Los clérigos han conseguido hacernos sentir, como consumidores, que somos seres apartes del resto y no hay tal aparte, todos somos consumidores, en presente cuando estamos comprando y en potencia el resto del tiempo.




¿Están defendidos los derechos del consumidor por los organismos creados y las iniciativas extensamente publicitadas? El primer derecho del consumidos es, lejos de los demás, tener en el bolsillo la suficiente platita o en las tarjetas de créditos el respaldo necesario para adquirir lo que necesita o desea. Si escapamos del mester de clerecía nos encontramos con que los organismos defensores tendrían que estar produciendo fuentes de trabajo donde todos ganáramos lo suficiente para comprar los objetos corpóreos, al comercio vamos a comprar cosas para tener en la manos y para que todos tengamos trabajo, lo susceptible de fabricar en casa no debe traerse del extranjero y resulta que para ”defendernos” hasta los ajos llegan del extranjero y así beneficiamos al consumidor oriental con perjuicio del nuestro.



También somos consumidores de bienes incorpóreos y los clérigos nos muestran como estamos de bien comparados con este, ese y aquel país en salud y educación. La conversación, la discusión y el análisis crítico queda encerrado en las comparaciones cuando el tema debe ser nuestro, qué tenemos, cómo estamos y cuanto tiene y debe ser mejorado.para beneficio de todos, en este Chilecito lindo.



Lo expuesto es apenas una introducción al asunto “Manejo de la opinión pública y adoctrinamiento del pensar colectivo”. Cada cual puede analizar situaciones más cercanas o personales y concluir si lo que le mostraron lo alejaron del origen realmente primario de situaciones específicas o lo desviaron a pensar y hablar de intermedios irrelevantes como si fuera lo principal.


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