*Gracias a un proyecto Fondart, durante 7 días seguidos en la Sala Tiara de Rancagua se presentó la obra "La Viuda de Apablaza".En cada una de las funciones hubo lleno total, no siendo la excepción la de este martes que marcaba el cierre del ciclo de presentaciones. Por Luis Felipe Caneo.
Un éxito total, así se podría describir el resultado y recepció por parte del público del ciclo de funciones de la obra de Germán Luco Cruchaga, dramaturgo nacional de principios del siglo XX, llamada "La Viuda de Apablaza", la cual se presentó por 7 días consecutivos en la Sala Tiara de Rancagua, gracias a la obtención de un proyecto Fondart. Fueron 7 días seguidos donde hubo lleno máximo en la sala de esta compañia rancaguina creda hace ya 36 años, la cual tiene una capacidad para 70 personas y en cada una de las ocasiones se sobrepasó dicha cantidad.
La última función de la obra mencionada se realizó este martes en el recinto de calle Cuevas de la capital regional desde las 20:30 hrs, oportunidad en la cual pudimos constatar que una hora antes del inicio había gente congregada esperando ingresar al teatro.Incluso media hora antes de la bajada del telón no habían asientos disponibles, realidad que obligó a que algunos seres debiesen sentarse en el suelo y otros irse por falta de espacio, fueron unas 3o que debieron irse.
A las 20:30 hrs se dio inició a esta obra creada en el año 1925 y estrenada por vez primera en 1928, cuyo eje narrativo se centra en la historia de la Viuda Apablaza y como ésta se enamora apasionadamente de un hijo natural de su difunto marido. Es así como en una hora y media, pudimos no sólo conocer los detalles de la historia sino todo el hablar vérnaculo de la gente de campo, el cual fue interprtedao de forma destacable y convincente por parte de los actores dirigidos por Francisco García.
El aspecto interesante a destacar del montaje de la obra es el papel de la mujer en la creación como una fémina terrible, una temática abordada por la literatura antigua en Fedra de Eurípides: esta historia narra el mito de Hipólito, hijo de Teseo, el cual amaba la caza y detestaba el amor, situación que lo lleva a rechazar el amor de Fedra y por dicha situación ella se suicida.
Ñico era la forma en la cual denominaban al hijo natural, éste fue recogido por la Viuda de Apablaza cuando él estaba mendigando por los campos pidiendo comida con el fin de sobrevivir. De ésta manera, fue pasando el tiempo y el pequeño Ñico se transformó en todo un hombre, el que se enamora de Florita, la sobrina urbana de la protagonista de la obra (interpretada por Carmen Poblete) desatándo así el inicio de la tragedia.
Flora le responde el amor, una realidad por la que es calificada como entrometida por la viuda, ella a toda costa quería ganarse el corazón de su guacho Ñico y se lo demuestra en reiteradas ocasiones.Ya en el clímax de la obra, Ñico le da a conocer a la Viuda sus intenciones de contraer matrimonio después de las cosechas con Florita, lo anterior desata un gran pesar en la viuda la cual expresa su dolor con Don Jeldres con las siguientes palabras: "Ni un Ovillo ni una pulgada de tierra me queda. En sólo 2 años desapareció todo lo dejado por el Fianco, se lo traspase todo al Ñico", finalmente la obra concluye con el suicidio de la viuda.
Así concluyó la obra de Luco y el ciclo de sus presentaciones, donde el éxito fue total generando felicidad y satisfacción de la compañia de tetaro Tiara. Francisco García, director del montaje, calificó la respuesta del´público como "Excelente, la gente vibró de principio a fin con la obra y eso nos llena de satisfacción" y ante la pregunta de que fue lo más difícil de la obra, señalo: "Encontrar a una actriz que pudiera hacer el rol de la Viuda y también lograr que el lenguaje vernáculo , de campo, saliera en forma natural, de la interioridad del actor, fueron lo más difícil".
En resumidas cuentas, lo sucedido con esta obra demuestra que en Rancagua es necesario llevar a cabo mayor cantidad de espectáculos culturales, porque la gente responde al llamdo si se entera a tiempo.
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