miércoles, 16 de febrero de 2011

Experiencias ciudadanas: Aventura de un adulto mayor en el Nuevo Metro a Maipú



*Nuestro colaborador, un activo adulto mayor, se animó a probar la extensión del metro a Maipú hace algunos días, cuya experiencia nos cuenta en esta nota. Por Horacio Flores Serrano.


La línea del metro a Maipú fue Inaugurada el 3 de febrero del 2010 con el beneplácito de miles que ven solucionada o mejorada su movilización cotidiana y la oposición, poquitos participantes, apoyada en amplificadores de sonido gangosos y fritangueros  portando carteles con faltas de respeto hasta para la ortografía. ¿Serán partidarios de volver a la carreta como vehículo preferible?.

José, octogenario que camina audazmente hacia la nonadata decide, al día siguiente, hacer un viajecito alrededor de  las tres de la tarde hora, presumiblemente, de menor demanda de pasajeros.  La estación terminal compuesta por tres o  cuatro amplísimos niveles, sobrios, elegantes le impresionan como capaces de resistir violentos sismos o bombardeos. El  trayecto elevado le proporciona la oportunidad de echar un vistazo a la desconocida ciudad que habita, mostrándole techos de casas viejas, torres de departamentos habitables y algún bello y acogedor parque.  ¡Y la extensión de la zona metropolitana!  ¿Hasta dónde y hasta cuándo?.

De regreso José rehúsa el ascensor para discapacitados y viejos  –La noble palabra que indica el extremo de la vida que comenzó con: niños-  Si prefiere Adulto Mayor, bueno aquí está.  Él programó contar  todos los peldaños. Su fiel e incansable bastón lo ayudará  y entre niveles también podrá descansar. Contó más de cien y salió al exterior repitiendo mentalmente la cifra, tenía que recordarla, comentarla.


A pocos pasos de la salida un desnivel, tendrá que bajar una grada, apunta el bastón al sitio donde lo colocará, la vista, la atención, todo el proceso mental, la posición del cuerpo, el alineamiento de los músculos y la punta del bastón concentrados en la bajada de la grada. Una sexo femenino subiendo la misma grada, en dirección al metro lo empuja desplazándolo unos centímetros hacia  su izquierda  y ese desplazamiento propició que el transeúnte que bajaba pegado a José le  levante accidentalmente el bastón tan cuidadosamente dirigido y José falto del apoyo programado caiga de bruces inaugurando la estadística  ”Caídas” en la estación del metro Plaza Maipú.Algo similar a la discutible broma o chiste de retirarle la silla a quien se va a sentar.  El incidente le hizo olvidar cuantos más cien son los peldaños.

José sabe que una fémina lo empujó.  Cuando caía estiró sus brazos en busca de apoyo y el derecho entró por el espacio del colgante de la cartera de ella, así en ese momento el colgante albergaba un brazo de ida y otro de venida.  Ella, que posiblemente estuvo a punto de caer, tironeaba en vez de llevar la correa a la punta de la mano y hacer salir la correa por donde había entrado.

¿Se trataría de una dama muy necesitada de alcanzar un tren que estaba por partir? Puede ser y calculó mal la velocidad de los movimientos de José,   pensó: -Cuando yo llegue ahí él ya va a estar abajo. Podría ocurrir que al recordar el incidente piense que pudo quebrarse un hueso o dañarse algún órgano y experimente sentimientos de culpa.  Tranquila señora, salvo algún dolor que se fue en tres o cuatro días todo estuvo bien.

Existen unas pocas damas estrelleras por naturaleza y convicción: no respetan el turno de los  que llevan tiempo formando fila para pagar, comprar, recibir o informarse, ellas están prontas al empellón, circulan por la izquierda y los viejos  disfrutan a menudo de sus civilizadas conductas.  Si fue una de ellas la que empujó a José que se anote un logro más.

No hay comentarios: