sábado, 11 de diciembre de 2010

El Ser Humano y la Modernidad: hombre como un ser demediado


*En el presente ensayo será abordada la problemática del ser humano como un ser demediado, en el sentido de que preocupado de poder satisfacer las demandas que nos impone el mundo no nos dejamos tiempo para nosotros mismos, para hacer un viaje introspectivo.Por Luis Felipe Caneo.

Fue en al año 1936 cuando el destacado actor y director del Séptimo Arte, Charles Chaplin, estrena la película  “Modern  Times” (Tiempos Modernos), cuya trama  retrata la historia del propio creador que ha sido atrapado por las máquinas, producto de su labor de enroscar tornillos en una cadena de montaje en una fábrica . Un trabajo rutinario todos los días que a la larga lo trastorna: por eso en una ocasión,  coge  una llave inglesa para así poder enroscar todo lo que le rodea. Ese es el comienzo de la  producción estrenada el 5 de febrero de aquel año, la cual constituye  un fiel reflejo[1] de lo que hoy llamamos “modernidad”, pese a las décadas que han pasado desde su lanzamiento al mercado.

        La Modernidad es una época que, de acuerdo a la división histórica  tradicional, se inicia desde fines de la Edad Media hasta nuestros días, experimentando a lo largo de los siglos distintos enfoques que los especialistas han separado en  etapas. En este ensayo abordaremos el tiempo histórico reseñado presentando como tesis que el ser humano actualmente se siente como un ser demediado[2], una realidad generada por el poco tiempo disponible para un auto- conocimiento personal.

      Cabe señalar que los argumentos a desarrollar se harán a partir de tres obras literarias que permitirán complementar el planteamiento teórico respectivo. Estas son: “El Vizconde Demediado” de Italo Calvino, “Seda” de Alessandro Barico y “La Isla Desconocida” del Premio Nóbel de Literatura, José Saramago.

Construcción de la idea de modernidad

La clave para poder comprender la problemática ya mencionada durante la modernidad, es identificar los cambios que ha tenido dicho período. Una acción llevada a cabo por Marshall Berman en su libro “Todo lo sólido se desvanece en el aire”[3] , donde estableció además las fuentes[4] que alimentan la idea reseñada.

  Son tres las etapas que establece Berman:  

A.     SXVI-SXVIII
    Los inicios de la modernidad se asocian al Renacimiento, momento en el cual nace la idea de progreso coincidiendo con el instante en la cultura y la sociedad se toma como una actividad humana. Trasformaciones del mundo que no logran ser asimiladas por los individuos de aquel entonces, ya que no hay conciencia de que los cambios afectan en forma comunitaria y por lo cual se dice que no hay un público moderno.

     Para medir el progreso se toma como variables lo ético y lo estético, el modelo estaba en el artista: el arte es responsable de mostrar la evolución y, al mismo tiempo, debe evolucionar con el fin de estar acorde a los signos de los tiempos. La voz representativa de este período es Jean –Jacques Rousseau, él es el primero en utilizar la palabra moderniste y, además, es la fuente de algunas de nuestras tradiciones modernas como la ensoñación nostálgica y la democracia participativa.     

B.     Finales del siglo XVIII y SXIX
Ésta segunda etapa de la modernidad empieza con las grandes revoluciones, marcando un hito, como era de esperar, La Revolución Francesa acaecida el año 1789: lo anterior dado a que por primera vez aparece un público moderno compartiendo sus experiencias. Un grupo que se caracteriza por recordar como era la vida espiritual y material del ayer, una sensación de vivir simultáneamente en dos mundos que traen como consecuencia la idea de modernización[5] y modernismo[6].

Para medir el progreso, idea clave  de la modernidad, además de las variables ética y estética se suman la científica y tecnológica. Nuevas variables que se explican por el desarrollo de procesos históricos como la Revolución Industrial, por mencionar un ejemplo.

Otro de los rasgos es que hay una vinculación de la idea de progreso con la libertad, o sea, sólo con libertad se logrará el progreso y para el citado objetivo es necesaria la autonomía. Se observa una adquisición de la conciencia individual, quedando lo anterior graficado en la obra Ernesto[7] de Rafael Minvielle en el hecho de que toda decisión trae sus consecuencias.

 Son dos los pensadores representativos de esta segunda etapa: el primero de ellos es Karl Marx , quien habla de una contradicción demostrada con un desarrollo espectacular de las ciencias y la economía en contraste con el aspecto social que da signos de decadencia mayores a los de Roma en su decadencia. El segundo de ellos es Nietzsche, quien anuncia la muerte de Dios como una metáfora, por decirlo de alguna manera, de una sociedad que se encuentra en ausencia por la pérdida de lo trascendental.

 Al finalizar el SXIX, desaparecen las variables ético y estético como formas de medir el progreso: sólo quedan la científica y la tecnológica. Es la llegada del capitalismo y su desarrollo económico, tiempo que marca el fin de la idea de progreso y el comienzo del período de crisis.

C.     Siglo XX    
       En la tercera fase el proceso de modernización experimenta un gran proceso de expansión llegando a los más diversos rincones del planeta y, por su parte, el modernismo tiene grandes avances en lo que a pensamiento y arte se refiere. Además, hay un doble proceso en cuanto al público moderno: si bien se expande, hay una fragmentación[8] del mismo, hablando idiomas que sólo una minoría entiende. Una separación en múltiples mundos que provocan, en relación a la idea de modernidad, pierda su valor que se traduce en una pérdida del significado de la modernidad para la vida de los hombres.

        Es el fin de la idea de progreso, de acuerdo a Berman, dado a que la modernidad ha sido incapaz de dar un significado, de ser un referente para los hombres y su vida. Ha habido “una desintegración de nuestro mundo en una agregación de grupos privados de interés material y espiritual, habitantes de mónadas sin ventanas, mucho más aislados de lo que necesitamos estar” (Berman, 24). Se puede hablar de una desvinculación  de lo estético, estético, tecnológico  y científico que actuaban de sustento de la modernidad, lo que deja a los humanos sin una base que seguir.


Dicotomía entre el bien y el mal, una confrontación narrativa

          Uno de los aspectos que nos permite argumentar la idea de un hombre como ser demediado es la dicotomía existente entre el bien y el mal en los hombres, un tópico presente en la obra “El Vizconde Demediado” de Ítalo Calvino: aquí, mediante una historia inverosímil y alegórica cuyo escenario es un país imaginario, el vizconde Medardo aparece dividido en dos mitades opuestas, una mala y una buena,  con lo cual simboliza la existencia del bien y el mal en cada uno de nosotros. Para poder reflejar en el relato  ésta ambivalencia, por decirlo de alguna manera, de los rasgos humanos la estructura de la narración  es de carácter circular: se inicia con un personaje entero, una unidad completa, el cual se escinde en dos partes contrapuestas y finalmente, ya al término de la obra, regresa a su estado original, a su existencia armoniosa. Un modo narrativo que da vida al tradicional mito universal del “eterno- retorno” en el sentido de que el Ser y el Cosmos permanecen en forma interrumpida siendo y no siendo.

           Lo interesante de la narración en torno al Vizconde Medardo es ver como a través de sus dos mitades contrapuestas queda de manifiesto la idea del sujeto demediado, faltante de su otro yo, en el sentido de que el predominio de un solo rasgo en la personalidad del individuo perjudica tanto a la persona como a sus semejantes en las relaciones del día a día. La mitad siniestra de Medardo siembra el mal en sus parajes, mientras la buena genera discordia al intentar de promover el bien sin importar si dicha acción tiene consecuencias negativas, como el no respetar acuerdos ya establecidos.

          Este Vizconde decide ir a la guerra contra los turcos[9], por lo cual se traslada al campamento y se pone a las órdenes del Emperador, recibiendo el título de teniente, siempre en la compañía de su fiel escudero. Cuando enfrenta su primer enfrentamiento, logra matar a unos cuantos enemigos, pero un disparo del cañón fulminante cae fulminante sobre su pecho y lo parte en dos: los doctores del ejército logran localizar en el campo de batalla a sólo una de las partes, ésta puede sobrevivir después de grandes esfuerzos de los doctores en ese sentido. Esa mitad del cuerpo pertenecía a la mala, podría ser denominada ella la sombra, representa ella la parte que no queremos conocer de nosotros mismos de manera consciente, lo curioso[10] en este caso es su pertenencia espacial: se trata del lado derecho. El otro aspecto interesante es el color negro[11] de su manto, el cual, a juicio de Rousseau, equivale a un cambio de estado asociado a los pájaros: movimientos cuyo fin es graficar el devenir y la unión del presente con el futuro.

            La referencia a los pájaros se hace una constante a lo largo del relato, es así como  la mención al ala, antes del desarrollo de la batalla, cumple la función de anunciar la llegada de aves depredadoras, de cuervos y buitres que no sólo anuncian la muerte sino también augurio de la decadencia moral del protagonista de la historia. Es importante señalar que las aves presentan un comportamiento que va evolucionando conjuntamente con el Vizconde Medardo: en una primera instancia son signos de la muerte, para luego  aparecer en cautividad[12] y finalmente tullidos[13], etapas que son contrarias al prototipo de la imagen de estos seres vivos, pues sus rasgos terrenales no evocan la imagen de altura y libertad en el mundo que lo caracterizan.

            Todo el escenario que rodea el actuar de la parte mala del Vizconde es lúgubre: llega en una noche oscura, con un mar gris y en su paso por las tierras de su jurisdicción va esparciendo el mal durante el anochecer. La dicotomía entre el bien y el mal queda en evidencia cuando atenta contra la vida de su nodriza y vice-madre, Sebastiana, la que simboliza claramente el bien.

             Cuando estaba visitando los hugonotes, en una noche fría y lluviosa, un roble que estaba en el jardín es partido en dos por un rayo, una acción que simboliza el nacimiento de la parte buena, el ala izquierda de este Vizconde demediado. En un principio, todos están felices con el arribo de él, esto por sus actos caritativos[14], una actitud que fue cambiando con el pasar del tiempo ya que se entrometió en las vidas privadas de los individuos y asimismo les predicaba en forma reiterada sobre moral, tomando una actitud rígida en torno a los valores que a la larga no permitieron una evolución de los acontecimientos. Finalmente, estas dos mitades, por acción del doctor Trelawney se unen y se logra la armonía.

          Es importante señalar que para poder dar vida al relato reseñado el narrador utiliza el recurso de la antítesis, no solamente como recurso narrativo sino también como elemento estructural que le va dando el significado a los  distintos acontecimientos bajo una lógica de bien/mal, vida/muerte etc.

           La dicotomía entre el bien y el mal presente en la obra[15] de Calvino deja en evidencia que es necesario en la vida humana un equilibrio entre la parte buena y la siniestra de todo ser, pues sólo así se logrará una armonía.

Sueños y realidad, sensación de obstáculos
  
        Uno de los mayores anhelos de los seres humanos es poder lograr sueños que se hacen presentes en nuestro inconsciente, los cuales muchas veces no nos esforzamos en poder concretizarlos por la gran cantidad de obstáculos que hay en el camino de la realización de dicho anhelo. Sin embargo, esta actitud en ocasiones cambia: esto pasa con el protagonista del cuento “La Isla Desconocida” del Premio Nobel de Literatura, José Saramago. El hombre del relato es un ser que lucha por sus sueños, sin importar los obstáculos que se le pongan por delante.

          El protagonista de la historia[16], un hombre aventurero, decide, sin importar las consecuencias, lograr de cualquier modo que el Rey[17] escuche su petición y se la haga realidad: es por eso que se coloca en la puerta de las peticiones, donde es atendido por la señora encargada de la limpieza a quien le dice su intención de hablar con el Rey. Ella le da el mensaje al segundo ayudante, éste al primer ayudante, posteriormente pasa  al tercer secretario, de ahí al segundo, éste se lo entrega  al primero y finalmente arriba hasta el  Rey, el cual escucha la petición. Al escuchar simplemente la intención de hablarle y la amenaza  de no moverse hasta la realización de su demanda, después de tres días el monarca cede y conversa con el hombre, accediendo a su petición y, en consecuencia, le concede una carabela. Ante la determinación del ser, la señora de la limpieza decide seguirlo en su aventura, así podrá cambiar su destino.

            El fin del narrador en la historia al mencionar la extensa red burocrática para poder llegar al Rey tiene como objetivo final visibilizar las múltiples dificultades que deben pasar nuestras sueños antes de hacerse realidad, un proceso mediante el cual debemos rebajarnos de condición, asumiendo una actitud de súplica ante otro dueño de todo.

          El Monarca le consulta el motivo de su solicitud, ante lo cual el hombre responde que quiere conocer la “Isla Desconocida”, la reacción frente a esta respuesta fue de sorpresa e incredulidad: " Qué isla desconocida, preguntó el rey, disimulando la risa, como si tuviese enfrente a un loco de atar, de los que tienen manías de navegaciones, a quien no sería bueno contrariar así de entrada". El aludido señalo que no podía responder a dicha inquietud, esto porque en caso de saber mayores antecedentes respecto al objeto de búsqueda perdería la categoría de desconocida.

         Una vez que logró hacerse del barco prometido, el hombre sale en busca de tripulación para iniciar el viaje, no teniendo éxito en la tarea realizada. Es por eso que la señora de la limpieza, le propone cambios de planes:

-Qué piensas hacer, si te falta una tripulación, dice ella.
- Todavía no lo sé, responde
-Podríamos quedarnos a vivir aquí, yo me ofrecería para lavar los barcos que vienen al muelle, y tú, y yo. Tendrás un oficio, una profesión, como ahora se dice.
- Tengo, tuve, tendré si fuera preciso, pero quiero encontrar la isla desconocida, quiero saber quién soy yo cuando esté en ella. No lo sabes, si no sales de ti, no llegas a saber quién eres."

           En esta parte de la historia queda en evidencia el surgimiento de las primeras dificultades en la realización de los anhelos, las cuales hábilmente son convertidas por la señora de la limpieza en posibilidades. Un diálogo que pronto da paso a reflexiones en el sentido de descubrirse asimismo, de una mirada introspectiva, como queda de manifiesto cuando el protagonista, en su primera noche en el barco, sueña con respecto a sus anhelos: “Soñó[18] que su carabela navegaba por alta mar, con las tres velas triangulares gloriosamente hinchadas, abriendo camino sobre las olas, mientras él manejaba la rueda del timón y la tripulación descansaba a la sombra(…). "El hombre del timón pregunta a los marineros que descansan en cubierta si avistan alguna isla desconocida, y ellos responden que no ven ni de unas ni de otras, pero que están pensando desembarcar en la primera tierra habitada que aparezca, siempre que haya un puerto donde fondear, una taberna donde beber y una cama donde folgar (…). Un sueño donde comprende la razón de la nula respuesta de los marineros para sumarse a su aventura: "La isla desconocida es cosa inexistente, no pasa de una idea de tu cabeza, los geógrafos del rey fueron a ver los mapas y declararon que islas por conocer es cosa que se acabó hace mucho tiempo,"

           Este sueño, en definitiva, le permite iniciar un profundo viaje a su inconsciente que le permite entender el significado de la isla desconocida: la Isla Desconocida se trataba de él mismo, le faltaba conocerse más y saber quién es realmente. Ese es el rol de los sueños, proporcionarle al ser humano a través del inconsciente el conocimiento de la parte desconocida para ellos, sólo así dejarán de ser un individuo demediado.

Escasez de tiempo para conocerse a uno mismo

          Hérvé Joncour, de la mano del  sabio y empresario Baldabiou, asume la misión de hallar huevos de primera calidad que le permita producir la mejor seda a su pueblo natal, Lavilledieu, lugar en donde vive junto a su esposa Hélene. Una acción donde producto de la peste que azotaba a Europa y otras partes del globo, lo llevó a Japón para allí poder hacerse de huevos no infectados. En este punto del planeta conoce a Hara Kei, líder de una comunidad, que le causa asombro y admiración a nuestro protagonista, sobre todo una joven que lo cautiva desde la primera vez.

          La joven que acompaña a Hara Kei tiene un solo encuentro con el protagonista, como el narrador nos cuenta: “No le dejó tiempo para hacer nada. Se acercó, le cogió una mano, se la llevó a la cara, la rozó con los labios, y después, apretándola fuerte, la puso sobre las manos de la muchacha que estaba a su lado, y la mantuvo allí, durante unos instantes, para que no pudiese escapar (...) y salió corriendo.”. La interrogante surgida al analizar ésta historia y la de su esposa Hélene, dice relación con que si la experiencia de Japón es verdadera o no o si simplemente se trata de una historia, la de su esposa, dudas que aumentan más con la última carta recibida por el protagonista, la cual supuestamente es escrita por la misteriosa joven pero en definitiva la autora es su señora.

         La reflexión que nos deja Seda, después de su lectura y respectiva reflexión, es que más allá si la historia de amor de Japón es cierta o no, lo clave del asunto se refiere a comprender que las obligaciones del día a día nos van consumiendo totalmente, no dejándonos tiempo para pensar en nosotros mismos y de ésta manera se pasa la vida, sin expresar lo que sentimos verdaderamente, como pasó entre el protagonista y su esposa, o de poder concretar nuestros sueños haciendo de nosotros un ser demediado.

Conclusiones

      El trasfondo de las tres obras literarias reseñadas se relaciona con el hecho de que hoy en día, en un mundo competitivo y veloz donde el presente en cosa de segundos ya es pasado, nosotros para poder responder a los múltiples desafíos nos convertimos en seres demediados, es decir, creemos que nos conocemos realmente, sin embargo al hacer un viaje introspectivo llegamos a la conclusión de que nos desconocemos abiertamente. En ese sentido, las obras nos invitan a cambiar nuestro rumbo y a pensar en nosotros como seres completos, relegando a un segundo plano las preocupaciones mundanas.

Bibliografía:
--Berman Marshall. Todo lo sólido se desvanece en el aire, México, México, D.F. : Siglo Veintiuno Editores, 1989.
-Calvino Italo, El Vizconde Demediado, Madrid: Siruela, , 1998
- Saramago José , “La Isla Desconocida”, versión PDF, http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/por/saramago/cuentode.htm.
- SARAMAGO, José. El Cuento de la Isla Desconocida. Séptima Edición, Editorial Punto de Lectura, S.L. MadridEspaña. 2005.
- Roa Armando, Modernidad y Posmodernidad: coincidencias y diferencias fundamentales, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1995.

[1] La película mencionada es una imagen de la modernidad en el sentido de que al narrar las consecuencias de la creciente mecanización de los procesos industriales en la vida de los hombres, siendo una de ellas el tedio por las acciones repetitivas que deben realizar.
[2] El individuo hoy en día siente que su vida no lo satisface, no tiene un sentido que le permita percibirse como un sujeto sin carencias.
[3] La primera publicación de este escrito en inglés se hizo en el año 1982 y la de español en 1988
[4] Éstas son: los grandes descubrimientos de las ciencias físicas; la industrialización de la producción: trasforma el conocimiento científico en tecnología; las inmensas alteraciones demográficas que han alterado el equilibrio en muchas zonas del mundo; un crecimiento urbano rápido y por lo general caótico; sistemas de comunicación de masas que unen a sociedades que tienen contextos diversos; movimientos sociales masivos de pueblos y personas y un mercado mundial de carácter capitalista en constante expansión.
[5] Con este término se refiere a los procesos generados en la Modernidad en los campos de la economía y la política
[6] Procesos acontecidos en la Modernidad en los ámbitos del arte, la cultura, la cultura y la sensibilidad.
[7] Narra la historia de Ernesto, un joven soldado español, que viene a nuestro país e influenciado por los ideales liberales imperantes se cambia de bando, luchando por la Independencia. Al regresar a su tierra natal, en busca de su amor para casarse, se entera que producto de sus acciones anteriores el suegro le ha prohibido a su hija contraer matrimonio con Ernesto.
[8] En cuanto a la idea de modernidad, no sólo ha perdido la unidad sino también la relación con su identidad originaria. Se genera una relativización de las cosas.
[9] Una situación que nos hace pensar que la narración se inserta en el período de las guerras entre cristianos y musulmanes por el dominio de Europa. No debemos olvidar que recién en el año 1492, los Reyes Católicos en España logran expulsar del territorio a los moros del último reino de dicha cultura, Granada.
[10] Generalmente se asocia el lado negativo con el izquierdo.
[11] Representa la parte demoníaca del personaje, un área que todos tenemos en nuestra constitución de ser.
[12] Esto queda de manifiesto en la actitud del Padre de Medardo, quien espera en su habitación el regreso de su hijo acompañado de múltiples aves encerrados en una pajarera.
[13] Era característico del Vizconde cortar las mariposas en dos para así representar su estado.
[14] Representando el extremo de la otra mitad del Vizconde.
[15] En cuanto al narrador, es importante indicar que éste es un narrador testigo, utiliza la tercera persona y el punto de hablada se halla en el enfrentamiento de las dos mitades del Vizconde Demediado, allí el narrador- que es el sobrino del Vizconde- acompaña a ver el enfrentamiento al doctor.
[16] Es interesante la evolución del personaje, pues al inicio del relato su imagen representa a la de una persona corriente, la cual se transforma en un ser especial que es capaz de  mover conciencias a nivel colectivo.
[17] Un personaje dedicado a recibir los presentes en la puerta de los obsequios, representando así al individuo disfrutando de los beneficios del sistema en el cual se encuentra inserto y el cual no es capaz de dar de sí para los demás.
[18] Lo interesante al respecto es la función que cumple el sueño en esta parte de la historia, es una realidad inconsciente que le permite al protagonista poder  hacer consciente lo que en el mundo sensible no lo es.

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