miércoles, 1 de febrero de 2012

Una mirada a nuestra sociedad: Malísimos males que no son buenos.




*Muchas veces el ansiado "progreso" que toda sociedad busca trae consigo graves males para la supervivencia humana, los cuales son omitidos por los engaños del lenguaje.


Horacio Flores Serrano 

¿Hacemos una lista más a los millones que ya se hicieron enumerando los males que nos aquejan o basta con que usted repase los que están en su mente?  ¿Está en ella buscar la causa primera y fundamental de cuanto nos ocurre?  Juguemos y ensayemos, sólo eso jugar y ensayar con la mente y la imaginación, algo así como, con el debido respeto, meditar sentado, que es una definición de practicar Zen.


 El juego propuesto es meditar si el uso de algunas palabras ha resultado correcto según el producto real a través de años  y siglos. 
 

 La invención de los motores de combustión interna fue incluida como un evidente progreso, terminaba el uso de la tracción animal y evitaba al hombre el empleo de su propio esfuerzo físico en múltiples tareas. La consecuencia de ese mentido progreso está siendo un peligroso  daño a la casa que alberga nuestro hogar, -eso es el planeta Tierra,- nuestra casa con un centro ígneo, una superficie dispuesta a entregarnos la bebida y comida y una atmósfera para proporcionarnos oxígeno dieciséis veces por minuto.  Considerando todo lo que esta casa alberga y realiza no puede ser estática sino dinámica y ese dinamismo proviene de fuerzas poco conocidas manifestadas a través de una entidad que llamamos Naturaleza.  Los humanos hemos concluido en que ella se rige por leyes que nos señala de distintas formas. Además suele informarnos que no es perfecta y comete errores que, en algunos casos, se califican de aberraciones.


 Pudiera ser, pensémoslo bien, que la aberración fuese haber creado a la raza humana tal como está hecha: Una colección de dualidades positivas negativas en que el imperio de lo último, lo negativo, permite encabezar este comentario con el título que lleva.  Muchos males a vista, tolerancia, justificación y, peor aún, aplauso y provecho de muchos. Males encubiertos, ocultos por un engañoso uso del lenguaje y entre estos ocupa la tarima de honor el vocablo progreso.  Volvamos al “progreso” que significa el motor de los vehículos: Arriesgando la mención de una cifra que me resulta de sumar peras más pañales desechables más pasajeros que no pagan pasaje en el Gran Santiago concluyo en que los motores de los vehículos en el mundo  ¡queman dos mil cuatrocientos millones de litros de combustible cada día! ¿Calentamiento global? Cómo no si somos incendiarios. ¿Agujeros en la atmosfera antártica? Al poquito humo que enviamos  a romperla añadimos los aerosoles, ese ligero chorrito de perfume que usted usó para disimular el olor del retrete va a estar dañando la atmosfera durante cincuenta años. Estoy por iniciar otra suma para concluir cuantos progresos  denominados refrigeradores hay en nuestro planetita.

     Mientras enredaba palabras intentando la presente redacción se presentó un amigo a inspeccionar mi esfuerzo y muy luego me comunicó desconocer el significado de retrete.

     –Es lo que tú conoces como guaterclos, vocablo anglosajón, que ellos por desconocimiento de nuestra fonética escriben water cloth, también tú lo dices baño cuando el objetivo es bajarse los pantalones y sentarse, la ducha o la tina son para funciones agregadas.

     Afortunadamente, -debe ser por inspiración divina,- no atacamos  la tierra  ni el agua.  En serio, absolutamente en serio, cuando algún descabellado inventó las pilas para convertir la química en electricidad muy pronto se estableció que una pilita del tamaño de un dedo meñique podía contaminar 160 mil litros de agua y por ello nada, absolutamente nada justificaría la fabricación ni de una sola pila. Ni la prolongación de la vida humana ni la audición de los sordos. ¡NADA!


     Los cantos de sirena fueron muchos, suaves, melodiosos, arrebatadores, casi irresistibles en sus ofrecimientos con uso de palabras mentirosas: Controles remotos, no tan remoto como de un lado al otro del océano Pacífico, sólo remoto del sofá del living al televisor, fin de los motores con cuerda de los relojes para no desgastar lo dedos dando vueltas al botón de enrollar, de pasadita quedarían fuera los juguetes con la cuerda reemplazada por la pila., se fabricarían linternas de todos los tamaños y capacidades lumínicas, por pilas de los más variadas formas y tamaños no habría problemas, Y el ofrecimiento cumbre tan increíblemente tentador  que muchos estuvieron por escuchar fue el canto de sirena, enloquecedor y que metería al planeta en la ruta del desastre  fue un teléfono que llamarían celular,  que al daño de las pilas agregaría  saturar el espacio aéreo con ondas electromagnéticas. Dicho ingenio introduciría la tentación masiva de estar comunicado a distancia de tal manera que su uso una vez iniciado se transformara en una necesidad irrenunciable. Se establecería una incógnita de imposible respuesta ¿cómo el hombre primitivo, hasta la mitad del siglo veinte, pudo vivir sin comunicación celular?


     Los legisladores de todo el mundo, de centros, derechas e izquierdas, muy atentos al deber de defender el planeta, casa y hogar de la especie humana y de todo  cuanto nace, crece, vive y fenece, dictaron leyes para impedir a perpetuidad la fabricación de pilas. Tierra y Agua quedaron a salvo, correspondía salvar la atmosfera y no agregar más daños.  Los ecologistas han asumido con mucha responsabilidad y eficacia la tarea de vigilar el cumplimiento estricto de las leyes aludidas, las han destacado y elogiado, las han acatado y observado con religiosidad, ningún ecologista usa absolutamente nada que funcione con pilas.
    
     Como no existen capitalistas malhechores desalmados que intenten fabricar pilas incitando con abusiva insistencia a usarlas sólo nos queda la sencilla tarea de poner fin a la quema de combustibles al interior de motores.

     Sonó el cruel despertador ¿cómo me reintegro a la vida?  Pidiendo a usted bella lectorcita y a usted amable lector que envíen este comentario a sus relaciones: fue importante ensoñarlo y escribirlo y ahora es mucho, mucho más importante comunicarlo, por ello le pido que borre mi nombre y coloque el suyo, así cada comunicante quedará inscrito en la larga lucha que finalizará salvando la existencia de la vida en esta minúscula bolita terrestre.

   ¿Le extraña mi proposición? Voy a cambiar el yo y el mi al plural de modestia por puro presumir que sé cosas. Hemos visto a la humanidad pasar por trágicas etapas en que la acción imperdonable era la rutina y la crítica u oposición a ello, castigada. Citamos algunas: Aventureras excursiones marítimas y terrestres de descubrimientos seguidas por acciones bélicas de conquistas con aplastamiento y hasta exterminio de civilizaciones poseedoras de respetables y admirables formas de vida, religiones propias y conocimientos alcanzados según sus propias experiencias y circunstancias.

     La inquisición, terror impuesto al amparo de una religión.

     La esclavitud lucrativo negocio con barcos atravesando océanos para ir a otro continente a cazar seres humanos con piel negra, arrancarlos de sus pueblos, cambiarlos de continente y hacerlos trabajar encadenados.

     Siempre la civilización ha detenido estos malísimos males que no son buenos. Ahora nos toca el largo combate por defender la vida del planeta.  Los enemigos visibles son los diversos contaminantes y el enemigo oculto el dinero que siempre va a querer ser más y más. Igual que tantas veces la civilización vencerá al mal y corregirá los daños, esta vez con su participación, por ello usted pone su nombre en lugar del mío y lo envía como documento adjunto. Este esfuerzo incitará a ensayar y practicar múltiples iniciativas  y finalmente la civilización vencerá  también en esta batalla.

     A nuestros amigos cuyo último  pensamiento antes de dormirse cada noche es: Gracias a Dios que soy ateo, pidan al Dios en el que no creen que evite a perpetuidad que alguna mano accione el disparador de un arma atómica.

     Proyectémosnos a cincuenta años, 2062,  ya los daños eran de tal magnitud y la presión humana tan irresistible que se impuso la alternativa de suspender “El progreso” guardar los títulos, diplomados, maestrías y doctorados. Dedicación prioritaria obtener de la tierra y el mar la alimentación para hoy y trabajar la tierra y el mar para el sustento día a día. Trabajo herramientas en mano y tracción animal participando en el esfuerzo. No más gases, pesticidas y cálculos de costo rendimiento para favorecer a los capitales Más que seguro que ya hay algunos que se están preparando para  intervenir y decidir en el reparto, ojo con ellos, los tiempos han cambiado tanto que el abuso de los Derechos Humanos se cambió por el lema  “El que la hace la pagará dos veces”
 
      Cuando los ajustes y reajustes hayan pasado, los sufrimientos se hayan soportado, las oportunidades se hayan perdido y ya se hable de “La heroica generación del cambio” puede que la historia mencione su nombre o el mío, más probable es que los reales gestores del cambio estén entre alguien que lo leerá a usted. Lo realmente importante es que la próxima generación viva su vida y no una esclavitud económica encadenada a una tarjeta de crédito cuyo negocio contaminante pone en peligro la vida.

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