martes, 20 de diciembre de 2011

Una mirada a nuestra sociedad: Navidad, Pascua y lenguaje.



*La navidad, hoy en día, se ha convertido en una época de endeudamiento que hace sufrir el resto del año a las personas, olvidando muchas veces el recogimiento que caracterizaba en antaño las celebraciones familiares. Horacio Flores analiza las Navidades del ayer y hoy, poniendo en cuestión la "Era del Consumo". 



Navidad -Natividad –Nacimiento.


Pascua –Fiesta, la más solemne. Solemnidad es celebración con pompa y ceremonia.


Ajuste esto con obsequiar a los niños juguetes que usan pilas alcalinas cuando una sola de ellas, pequeña, puede contaminar 160 mil litros de agua. Sus componentes dañan directamente al ser humano y a su descendencia a través de la leche materna. Citamos algunos de éstos: Disminución de la inteligencia y la memoria, falta de coordinación, ceguera, disturbios digestivos y respiratorios, asociación con elementos cancerígenos. Los electrolitos y metales pesados contaminan el suelo con perjuicio a la vida vegetal y animal. ¿Está bien celebrar un nacimiento causando perjuicios para cientos de años futuros? La celebración exacerbada por la monstruosa incitación al consumismo desterró la ingenua tradición en la que el niño veía los regalos  dejados por el Viejito Pascual la mañana siguiente.



El comentario que sucede no tiene ánimo de crítica sino, solamente la consignación del estilo de vida imperante en esta segunda década del siglo 21 por quien conserva en su memoria las Pascuas de la tercera década del siglo 20, sin radios disfrutaban música en los hogares que contaban con un guitarrista o acordeonista, también había referencias de arpistas, violinistas y pianistas, todo ello a otro nivel. Los juguetes eran confeccionados con maderas, latitas y yeso. Lujos que causaban envidia: Autitos o camioncitos con cuerda y monopatines. Por boca chocolate con leche, queques, postres de leche, las anheladas galletas María, de limón y de vino. Para los grandes: Cazuela de ave, empanadas hechas en casa y alguna vez el almuerzo de pascua fue  un asado con los compadres, mis padrinos, que me regalaron una increíble música de boca con la que presumí durante largo tiempo. No aprendí a tocarla, las radios no existían y los únicos modelos sonoros de que disponía eran el cantar de las aves.



Las familias, que son muchas, con posibilidades de endeudarse mediante tarjetas de crédito celebran el Nacimiento haciendo listas de parientes, amistades y personas con las que sienten obligación, estiran sus posibilidades de crédito considerando hasta posibles repactaciones, repletan las tiendas y la celebración del Nacimiento da lugar a un mundial romper paquetes, dar exclamaciones de alegría con el obsequio en la mano y, muchas veces, esforzarse por ocultar la desilusión. La ceremonia Ver y Evaluar Regalos suele tener preludio y finalización con comidas y bebidas tan variadas como sea dable imaginar, finos entremeses  y chunchules con harina tostada, espumantes champañas de marcas reputadas y tinto empezando a tomar sabor vinagre. Infaltables en Chile: Pan de pascua y cola de mono.


Millones, muchos millones de seres humanos víctimas de la innoble trampa del consumismo vivirán muchos meses con una preocupación que relega a segundos y terceros lugares las legítimas razones de la vida personal y familiar: Responder al compromiso de la tarjeta de crédito.


La historia universal muestra épocas aceptables y otras en que  se ha sustituido la verdad, el respeto y la justicia por lo contrario con uso de la fuerza y desconocimiento de los legítimos derechos de otras agrupaciones humanas; Entre otras podemos recordar la inquisición, las cruzadas, las épocas de conquistas a pueblos más débiles detentores de distintas civilizaciones.


Entre estas zonas oscuras la historia agregará como la peor la “Era del Consumismo” y el ser humano volverá a vivir con uso y no esclavismo de dichas tarjetas y la “Globalización” será limitada por los intereses de cada nación.

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