*Un recuerdo de como se vivía en el ayer los meses de Agosto y en general la vida a lo largo del año, es lo que nos invita nuestro colaborador, Horacio Flores un activo adulto mayor, en esta nota.
Los techos de cinc ¿Quiere corregirme la ortografía? Lo lamento, así lo escribíamos y así lo dejo, cambiaron a z para cobrar más caro, decía que esos techos eran los inefables y esperados rings de los gatos machos recios de nuestra niñez. El golpear de los cuerpos en las latas más las cultas palabras con que celebraban los golpes y fintas del rival se escuchaban fácilmente a cien metros de distancia, el ambiente sonoro carecía de la musicalidad rítmica y apacible de los vehículos, las carretas rechinaban y crujían en conversación susurrada con los caballos o bueyes, de las radios recién se empezaba a tener noticias y de la TV ni el más disparatado iluso podría imaginarla. Una reyerta felina alguna vez provocó otra humana si entre los cabros (nosotros) del grupo estaban los amos de los contendientes. Hacíamos vaticinios del vencedor y cálculo del tiempo que tardaría el gato derrotado en ir a pedir la revancha; una contienda de media tarde podía tener segunda parte a media noche. Cuando el ring lo instalaban en techo de teja siempre estaba la escalera puesta para mandar inmediatamente a un niño a invitar al desalojo con un argumento indiscutible: la escoba. En los tiempos actuales o no hay gatos o sus peleas las efectúan por Email.
Es probable que la gente joven comente compasivamente: ¡Cómo podrían vivir sin TV! Sin conocerla los días se vivían plenamente y de acuerdo con decisiones personales, no había incitaciones al compre, Compre, COMPRE ¡COMPREEE!!!! Y ¿Saben que otras palabras no conocíamos? Depresión, psicólogo, psiquiatra, sedantes, antidepresivos.
Agosto marcaba el fin de la temporada de sopaipillas y picarones hechos en casita, al sabor estaba incorporado el amor y ahora de viejos podemos asegurar que se notaba el amor puesto en su hechura. Esas madres tenían pleno derecho y lo ejercían corrigiéndonos con un coscacho, palmada o varillazo.
Desde hace algunos años lo viejos comenzamos a celebrar el fin de agosto con una reunión comida, bebida y musicalizada la noche del 31 de agosto, día en el que también las matronas celebran el suyo al dicho de “Ramón, Ramón, saca este pelotón” ¿Seré aguafiestas? Las disciplinas de vida en cuanto a que metemos dentro de nuestro cuerpo por boca, que todos los adultos mayores y el viejo que yo soy debemos respetar, también son válidas en las celebraciones y caer en excesos se pagará multiplicado uno por cien. He visto a muchas Maríitas, Rositas, Juanitas y otras y en mí mismo que soy goloso impulsivo pagar por ingerir mucha sal, mucha azúcar, frituras, grasas encubiertas en postres y a beodos hacer el ridículo y causar molestias intentando cobrar añejas cuentas. Estas necesarias salvedades no disminuyen la importancia de los encuentros de los adultos mayores para recordar, comparar y sentirse vigentes en esta discutible modernidad
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